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Nace en el seno de una familia empobrecida por la represión franquista. En el momento de su nacimiento, la familia vivía en el Ventanielles rural de principios de los años 40. Cuando tenía 7 años, se trasladaron a Gijón, al Barrio l’Arena, donde vivió una infancia y juventud que no fueron fáciles.
Tuvo que trabajar para poder pagarse los estudios. Lo hizo en condiciones muy duras en algunas ocasiones, como por ejemplo, en una cámara frigorífica, pero pronto dirigió su atención a actividades relacionadas con el deporte y la actividad física, actuando como monitor en algunas instituciones juveniles, entrenador de baloncesto e incluso como árbitro de ese deporte. Completados los estudios de magisterio, y a la espera de aprobar la oposición, trabajó en Gijón, como profesor, en la fundación Revillagigedo y en el Sanatorio Marítimo. Se desplazaba de un lugar a otro corriendo por la playa de San Lorenzo a la hora de comer.
En el año 1972 se trasladó a Mieres, donde ejerció como maestro especialista en Educación Física en el colegio Aniceto Sela durante dos cursos. Allí también puso en marcha un equipo de atletismo con el que consiguió algunas medallas a nivel provincial y en los Juegos Escolares. Ello le valió la obtención del Premio Nacional de Educación Física dos años consecutivos y el Diploma de Honor de la delegación de juventudes. El segundo premio nacional fue acompañado por una dotación de material deportivo asignada al colegio en el que ejercía el maestro premiado y al cambiar de Mieres a Ventaniells fue este segundo colegio el que la recibió.
En los años que trabajó en Ventanielles logró que el equipo de atletismo puesto en marcha por él participara en numerosas competiciones a nivel provincial y nacional con mucho éxito. Sus alumnos recuerdan particularmente la participación en el programa Torneo, de TVE, en el que el equipo llegó hasta las semifinales, quedando finalmente octavos a nivel nacional. La equipación llevaba las letras cosidas a mano por alguna de las madres, y las zapatillas de diversa numeración para intercambiar, estaban en el maletero de su coche particular. Era, en definitiva, el equipo de un barrio en el que las posibilidades económicas de las familias no permitían a los niños competir en igualdad de condiciones, pero Oscar suplía las carencias en la medida que le era posible con sus propios recursos, además de con su tiempo. No conforme con los buenos resultados deportivos, los niños y niñas que entrenaban con él debían mantener unos buenos resultados académicos, que Oscar se encargaba también de supervisar. Muchos de aquellos niños son hoy profesionales de éxito en la medicina, el periodismo, la economía, la arquitectura…
Durante su estancia en el colegio de Ventanielles tampoco abandonó su formación. Se especializó en Ciencias Naturales y Matemáticas en la UNED. Tras 10 años como profesor de Educación Física, y tras un breve paso por el recién inaugurado colegio Veneranda Manzano, retorna a Ventanielles ya como profesor de Ciencias Naturales y Matemáticas. Estuvo en el colegio hasta el año 1989. Fue ese año en el que sufrió un atropello que le produjo lesiones muy graves en ambas piernas, lo que le llevó a abandonar el deporte durante varios años.
Finalizado su periodo en Ventanielles pasó por vario centros escolares de Oviedo, como el Veneranda Manzano o el Buenavista II ya como profesor de matemáticas y ciencias. En ambos colegios plantó una parte importante de los árboles que se ven ahora en sus patios. Los últimos años de su carrera como profesor transcurrieron en el departamento de Ciencias Naturales en el Instituto Aramo.
Tras su jubilación no abandonó la actividad docente, ya que entró a formar parte de la asociación AMAVI (Asociación Mayores Asturianos Voluntarios Informática), dando clases de informática a los reclusos del módulo UTE (Unidad Terapéutica y Educativa), en la cárcel de Villabona.
Retomó su actividad deportiva particular en 2002, año en el que comenzó a entrenar de nuevo. A partir de 2004 participó anualmente en varias competiciones provinciales, nacionales e internacionales de atletismo veterano, obteniendo algunos segundos y terceros puestos a nivel nacional en su categoría en pruebas como 800 metros lisos, 3000 metros, 5000 metros y 10.000 metros. Se puede consultar su palmarés en la web de la RFE de atletismo. Ya nunca más abandonó el deporte hasta que su enfermedad le obligó a ello. Prueba de esto es que uno de sus últimos “actos sociales” fue acudir a la San Silvestre de Oviedo el 31 de Diciembre, estando ya muy debilitado, esta vez entre el público, para aplaudir y animar a quienes año tras año habían competido con él en dicha prueba.
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