3.-A parte de las pautas mencionadas en la pág. 84 ¿Qué otras posibles pautas podrías considerar para vivir tu sexualidad de forma responsable?
Respuestas
La sexualidad forma parte del ser humano desde su concepción, evolucionando a lo largo de la vida y el entorno social condiciona este desarrollo.
Los conocimientos sobre la sexualidad y las actitudes varían según la edad, el sexo y el nivel sociocultural. Por lo tanto surgen dudas ante concepciones negativas, informaciones y creencias erróneas que limitan la capacidad de tomar decisiones respecto a como vivir tu propia sexualidad.
En estos momentos la sexualidad en los adolescentes y jóvenes está mediatizada por la televisión, cine, publicidad,... hacia el acto sexual, pero esto es sólo una parte de un todo mucho más complejo estimulante y enriquecedor para el individuo (como la amistad, las relaciones con otros, el sentimiento de afecto, cariño, complicidad y comprensión entre dos personas). La sexualidad en el ser humano es bastante más que el coito y, expresiones como abrazos, caricias, besos forman parte de la relación sexual y son tan satisfactorios como las anteriores.
La sexualidad incluye todo un mundo de relaciones afectivas y sentimientos que constituyen una facultad humana esencial.
coronita pls
HOLI ESPERO QUE TE AYUDE
• Aceptar nuestra figura corporal sexuada, no siendo víctimas de los modelos de belleza en nuestra sociedad de la imagen y el mercado.
En segundo lugar, aceptar los cambios puberales referidos a la reproducción, especialmente la menstruación, dando informaciones básicas, en colaboración con padres y educadores. En el caso de los pediatras, especialmente las referidas a posibles molestias, y ayudas en el caso de síntomas premenstruales o menstruales que requieran ayuda. De forma asociada a estas informaciones, es el momento, si no se hubiera hecho antes, de explicar a los chicos y las chicas las posibles consecuencias de las relaciones sexuales coitales y los contenidos básicos del sexo seguro, aspecto sobre el que volveremos.
Un tercer tema central es el de la figura corporal. Los modelos de belleza dominantes son bien conocidos, uniformes y exigentes (por el poder de la publicidad y el mercado de la seducción, en una sociedad en la que hemos pasado de reprimir la actividad sexual a fomentarla). Por eso, ante el espejo y ante los otros adolescentes, espejo exigente por los modelos interiorizados, la mayor parte encuentra algunos defectos, limitaciones o diferencias, no coincidentes con el modelo de belleza dominante, produciendo este hecho numerosos sufrimientos: tener la altura adecuada, el peso adecuado, la figura de todas las partes sexuadas conforme al modelo, no es lo más habitual, bien porque aún no se han desarrollado o bien porque no se conforman, en algún sentido, a él. Si a ello se añade creer que no resulta atractivo a los demás, no tiene éxito en las prácticas de seducción, amistad o noviazgo, las dudas y sufrimientos pueden ser muy dolorosos.
diversa(3,5,7).
La mayoría de la población siente y descubre su orientación del deseo como heterosexual, sin tensión ni dificultades personales o sociales, porque ha sido socializada en el supuesto, que si es un chico, le gustarán las chicas y a la inversa. De hecho, hasta hace pocas décadas, y aún en la mayoría de países, no se contemplaba otra diversidad saludable que no fuera la heterosexualidad.
No conocemos los factores que influyen o determinan la orientación del deseo y aún se discute la posibilidad de cambios a lo largo de la vida y el poder de gestión que cada persona tiene sobre su orientación del deseo, pero tenemos claro que, las tres formas antes citadas y sus variantes son compatibles con la salud personal y social, por lo que la familia, la escuela y los profesionales, en este caso los pediatras, deben contribuir a que estas diversidades sean bien aceptadas por la propia persona que pertenezca a esta minoría y en todos los ámbitos sociales: familia, escuela, servicios de salud o sociedad, en general.
- Adquirir una ética de las relaciones amorosas cuyas bases compartidas podrían ser: la ética del consentimiento (frente a la de la presión, el engaño o la violencia); la ética del placer compartido (frente a la búsqueda egoísta y desconsiderada del placer); la ética de la igualdad, respeto y dignidad entre los sexos (frente la discriminación y toda forma de machismo); la ética de la responsabilidad ante a los riesgos (frente al uso de drogas y sustancias no saludables y que cercenan la responsabilidad y la libertad, las prácticas sexuales de riesgo, etc.); la ética de la lealtad en el compromiso de pareja (frente al engaño, la instrumentalización, etc.), la ética de la diversidad (respetar las diversidades sexuales saludables y concederse el derecho a vivir la propia diversidad), la ética de la vinculación y la desvinculación (reconociendo las separaciones como un derecho, pero, a la vez, la posibilidad de que los vínculos de pareja duren toda la vida) y la ética de los cuidados (cuidar de la pareja y cuidar de las crías)(3,4).
Y, no se olvide, de lo que depende más nuestro bienestar, es de que consigamos amar y ser amados: eso es lo que queremos decir cuando hablamos del sistema de cuidados(5,20), un sistema que es fundamental que ejerzan los padres con los hijos, los amigos con los amigos y, muy especialmente, los que están en pareja, entre sí. El deseo, la atracción y el enamoramiento son importantes en la pareja, la satisfacción sexual también, pero lo es aún más, el lograr la intimidad y el cuidarse incondicionalmente el uno al otro (aspectos, que, por cierto, favorecen también el buen funcionamiento sexual). ¿Estamos educando en la comodidad, en la búsqueda de propio currículo y el propio placer, o estamos educando en la capacidad de amar? Esta es la cuestión. Equivocarse en esto, no nos lo podemos permitir los padres, los educadores, los profesionales y la sociedad, porque finalmente tenemos la responsabilidad de educar para el bienestar personal y social.
Explicación: