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Tipos de nutrientes: funciones y características
Los nutrientes son todos aquellos elementos que necesita el cuerpo humano para garantizar el normal desarrollo de sus funciones. Son productos que ingerimos y que son captados por las células para luego transformarlos y procesarlos.
Según la FAO, los nutrientes más importantes para realizar dichas funciones corporales son las proteínas, las grasas, el calcio, el hierro, las vitaminas A y C, la riboflavina, el folato, la tiamina y la niacina, los cuales integran la tabla de composición nutricional básica para cualquier persona.
Los nutrientes cumplen básicamente con tres funciones en el organismo: proporcionan energía para las actividades diarias, reparan y renuevan el organismo y, por último, regulan las reacciones químicas que se producen en las células.
Ahora bien, si se trata de describir los tipos de nutrientes que existen y sus principales cualidades, dicha lista debe incluir algunos como:
Hidratos de carbono: también llamados azúcares simples, proporcionan energía al organismo, aunque su consumo debe ser moderado. Se encuentran en alimentos como el arroz, el pan o las pastas, entre otros.
Lípidos o grasas: constituyen una fuente directa de energía para el cuerpo. Además, los tejidos adiposos protegen y sostienen los órganos vitales.
Proteínas: son uno de los componentes básicos para dar forma a los huesos y los músculos, así como para suministrar energía al organismo. Están relacionadas también con el control del peso y la regulación del colesterol.
Vitaminas o sales minerales: las encontramos principalmente en las frutas y las verduras. Intervienen en las funciones nerviosas y en la buena función y el correcto desarrollo de los músculos.
Agua: es el principal componente del cuerpo humano, además de ser al que le corresponde facilitar funciones como la digestión o la eliminación de residuos. Se puede consumir directamente o en productos derivados.
¿Las hambrunas son exclusivas de contextos de guerra?
Existen indicadores mínimos que nos ayudan a determinar cuándo estamos ante una situación de déficit alimentario. Uno de los más importantes se refiere a la cantidad de nutrientes básicos que una persona consume en una jornada.
Dichos valores sirven para que organismos como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura) declaren abiertamente la existencia de una crisis en este sentido, tal como ha ocurrido en las recientes hambrunas registradas en varios países del denominado Cuerno de África: Etiopía y Somalia, entre otros.
Si bien las guerras, los conflictos y la violencia en cualquiera de sus manifestaciones son causas directas de este tipo de situaciones, la escasez de alimentos también puede darse en otros contextos, como en aquellos gravemente marcados por problemas estructurales como la pobreza y la desigualdad.
Hambrunas y refugiados en el mundo
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los refugiados que día a día tienen que abandonar su hogar por culpa de la guerra es el déficit alimentario que les causa la huida por largas rutas hacia zonas más seguras.
En ese tránsito, emprendido por lo general con recursos precarios, lo más habitual es que no tengan acceso a los nutrientes necesarios que garanticen el normal desarrollo de sus funciones corporales, por lo que se exponen a sufrir serios desajustes en su metabolismo o enfermedades con consecuencias irreversibles.