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La generación del 98 es un grupo de escritores españoles que alrededor de 1898 (fecha de la pérdida de las últimas colonias españolas) comenzaron una renovación literaria y una regeneración política y cultural del país. Los escritores que tradicionalmente se asocian al 98 son Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu, Ramón María del Valle-Inclán, Ángel Ganivet y Antonio Machado. Todos ellos son considerados miembros de una generación y no un grupo ya que nacieron en fechas cercanas: en el último tercio del s. XIX.
La España de 1898 estaba aquejada de números males fruto de una centuria muy complicada para los intereses de la nación, el s. XIX. Reinos sin ninguna limitación y desfasados, un sistema de alternancia pactada en el poder gubernamental que alimentaba la corrupción, estallidos revolucionarios, tensión entre reaccionarios y liberales, nacimiento de los nacionalismos periféricos y una economía poco desarrollada fueron algunos de los episodios que marcaron el devenir de un siglo que, en lugar de contribuir a la modernización del país, como ocurrió en otros países europeos, sirvió para perjudicar su desarrollo.
Esto fue el detonante para que una generación de intelectuales decidiera denunciar en sus obras la situación de crisis del país e iluminar sus posibles soluciones. En concreto, los miembros de la generación del 98 reflexionaron sobre España y su papel en la historia, a la vez que denunciaban la situación de apatía e ineficacia de los gobernantes. Fue una generación muy productiva en obras de todo tipo de géneros literarios: ensayo, poesía, teatro, crónicas de viajes, periodismo y, sobre todo, novela.
En cuanto a la poesía de Machado, los temas referentes a España y Castilla se hallan en su obra cumbre Campos de Castilla. En estos poemas se encuentra una emoción sencilla y elevada, que llega a adquirir sentido trágico. Expresan el mundo negativo del 98: miseria, crítica, dolor. Por otro lado, junto a la crítica negativa, late una emoción llena de cariño, de adivinación aún no clara sobre el futuro de España.
Machado emplea en su descripción de Castilla varios motivos contradictorios para resaltar más la tragedia de esta región: “Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en tus andrajos, desprecias cuanto ignoras”. La descripción de la vida monótona de Castilla, en sus detalles cotidianos, recuerda mucho a las descripciones de Azorín. Los hombres, los árboles, los animales aparecen en un tono de La lírica parece ser la forma más antigua de la poesía. La hallamos en los Cánticos de Moisés y en los Salmos de David, en los antiguos poemas de la India y especialmente en el Rig-veda (siglo XV a. C.). Pasan como creadores legendarios del género entre los griegos Orfeo, Lino, Museo y se cuentan entre sus cultivadores históricos Alceo, Simónides, Tirteo, Safo y Anacreonte que lo aplicaron a los asuntos más distintos. Lo llevaron al teatro en los coros de sus tragedias Esquilo, Sófocles y Eurípides. Píndaro lo llevó a la perfección en sus odas olímpicas y píticas. Entre los romanos sobresalieron en la lírica Horacio y Cátulo. En la Edad Media, inspiró los cantos de los bardos, trovadores y excepcionalmente el de algunos troveros.emoción varonil.
Explicación:Se llama género lírico porque en la antigua Grecia este tipo de composiciones se cantaban, acompañándose con un instrumento llamado lira.4 Su forma más habitual es el verso y la primera persona. Comunica las más íntimas vivencias del hombre, lo subjetivo, los estados anímicos.
En su concepto más vasto comprende además de la oda, la canción, la balada, la elegía, el soneto5 e incluso las piezas de teatro destinadas a ser cantadas, como las óperas y dramas líricos. En lenguaje usual, sin embargo, designa casi exclusivamente la oda que, según las formas que reviste toma los nombres de ditirambo, himno, cantata, cántico, etc.6 La métrica y el ritmo de los poemas dependen exclusivamente del poeta o el escritor.