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además de ser reconocido mundialmente por su obra literaria realizo numerosos trabajos como fotografo
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En 1930 participó en la revista México. En 1945 publicó, para la revista Pan en Guadalajareño, los cuentos: La vida no es muy seria en sus cosas y Nos han dado la tierra. Establecido en Ciudad de México, en 1946 se publicó el cuento Macareo en la revista América. En 1948 se publicó La cuesta de las comadres y en 1950 Talpa y El Llano en llamas. En 1951 la revista América publicó el cuento ¡Diles que no me maten! y en 1953 el Fondo de Cultura Económica integró El Llano en llamas (al que pertenece el cuento Nos han dado la tierra) en la colección Letras Mexicanas.10 En 1955 se publicó Pedro Páramo.
En 1953 apareció El Llano en llamas, que incluía diecisiete narraciones (algunas de ellas situadas en la mítica Cómala), que son verdaderas obras maestras de la producción cuentista. En 1955, sale a la luz Pedro Páramo, la primera novela que escribió Rulo, el acontecimiento señala el final de un lento proceso que ha ocupado al escritor durante años y que demuestra toda la riqueza y diversidad de su formación literaria; una formación que ha asimilado deliberadamente las más diversas literaturas extranjeras, desde los modernos autores escandinavos, hasta las producciones rusas o estadounidenses.
Casa de la Cultura de Juan Rufo
En la narrativa de Rufo los personajes apenas actúan; fundamentalmente piensan, recuerdan y transmiten sus miedos, sus odios y sus remordimientos; mueren y vuelven a morir... De este modo, podría calificarla como una narrativa de "conciencia", en un sentido no oficial. Los ambientes y los mismos personajes carecen de toda ubicación y rostro, pero no por eso parecen ser menos reales; esto se debe a la recreación de personajes como si fueran "gente común y corriente que no tiene nada especial"7; Así, la magnificencia de éstos recae en el lector por la historia de violencia que guardan tras de sí.
En el fondo de su creación se encuentran la Revolución mexicana y la Revolución Crismera, así como sus consecuencias. El campo mexicano descrito continúa con el problema del latifundismo, a pesar de las reformas de Cárdenas; la Revolución no consiguió que el latifundismo mexicano se extinguiera. Rufo reflejará en sus obras la frustración de los campesinos y la soledad absoluta a la que se enfrentan los pueblos; esta soledad no es más que resultado de la Revolución, al menos desde el punto de vista del escritor.
También puede observarse como tema principal la relación padre-hijo. Ambas revoluciones provocaron la destrucción de familias y dejaron a su paso muchos hijos en situación de orfandad (él mismo es un ejemplo). Además, la estructura latifundista multiplicó la descendencia ilegítima (“El caso es que nuestras madres nos malparieron en un petate aunque éramos hijos de Pedro Páramo. Y lo más chistoso es que él nos llevó a bautizar. Con usted debe haber pasado lo mismo, ¿no?”13. La figura del padre será el eje principal en la creación literaria de Rufo; por un lado se le ve como una nostalgia y, por otro, como una presencia odiada.
La muerte es otro de los temas a destacar; casi nunca es narrada de una manera brutal, sino que procura una "esterilización" en su tratamiento, basada fundamentalmente en el uso de la metáfora y la comparación.
El Llano en llamas
Artículo principal: El llano en llamas
El Llano en llamas.
Publicado en 1953, recopila varios cuentos que ya habían sido editados en distintas revistas mexicanas. El clima que presentan es, en cierto modo, una anticipación de lo que luego será Pedro Páramo. Todos presentan una visión desesperanzada del mundo, retratando las injusticias, casi siempre a través del monólogo interior de los personajes. Aunque se trata de historias diferentes, tienen en común la memoria del pasado, los estragos de la Revolución mexicana, que tanto marcó la vida y obra de Juan Rufo.