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Respuesta:
ehhhhhhhhhh??????????????
Awan era un zorro muy listo al que le encantaban las lagartijas. Ya se había comido todas las de un lado del río pero sabía que al otro lado había muchísimas lagartijas. El problema es que Awan no sabía nadar. Después de pensar mucho encontró la solución. Fue a su amigo Zorol, que era un camello, y le dijo:
- “Hola Zorol, sé dónde hay un campo enorme, y como sé que la cebada te vuelve loco, quería enseñarte el camino si me llevas encima”
- “Vamos, sube” - Contestó Zorol sin pensarlo dos veces.
Awan se subió encima de Zorol y se pusieron en marcha. Awan le indicó que cruzara el río para llegar al campo lleno de cebada. Tan pronto cruzaron a la otra parte, Awan le mostró el campo a su amigo y se fue corriendo a buscar lagartijas. Como el cuerpo de Awan era pequeño al poco tiempo ya estaba satisfecho de comer lagartijas. Fue corriendo al campo donde estaba Zorol y se puso a correr y a gritar como un loco.
Los dueños del campo, que tenían su casa allí cerca, oyeron los gritos del zorro. Alarmados, tomaron piedras y palos y fueron en busca del zorro. Al llegar al campo descubrieron a Zorol, el camello, que disfrutaba tranquilamente de la cebada. Le dieron una paliza tremenda y pensando que estaba muerto se fueron.
Awan regresó y cuando vio a Zorol en el suelo dijo:
- “Eh, Zorol, se está haciendo de noche, vamos a casa”
Zorol contestó:
- “¿Por qué has hecho eso? ¿Por qué has gritado como un loco? Casi me matan por tu culpa“.
- “Es que tengo la costumbre de correr y gritar después de comer lagartijas” - Contestó Awan.
- “¿Es eso? Muy bien vamos a casa”- dijo Zorol.
Awan subió de nuevo al dolorido cuerpo del camello. Zorol se metió en el río y comenzó a cruzar. Cuando estaba en el medio del río Zorol se puso a bailar. Awan, presa del pánico grito:
- “¿Qué haces Zorol?, ¡No hagas eso, no se nadar!”
- “Es que tengo costumbre de bailar después de comer cebada” - contestó Zorol.
Awan cayó al agua y se lo llevó la corriente. Zorol cruzó el río sin problemas. De esta forma el zorro recibió un buen escarmiento.
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