leyendas del ecuador cortas

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Respuesta dada por: jorgeeeeloi
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La veleta de la catedral de Quito

Tanto era su desprecio por todo, que un día volviendo borracho a su casa se detuvo frente a la majestuosa veleta en forma de gallo de la catedral de Quito. La observó y de sus palabras solo salieron barbaridades como «¡ese gallo es patético!», «¡Menuda broma de gallo!» o «Es más bien un gallito en vez de gallo». Para sorpresa del caballero, el gallo tomó vida y se descolgó de la veleta, atacándole ferozmente. No supo si fue verdad o producto de su imaginación por los efectos del alcohol, pero desde entonces no volvió a pasar por delante de la catedral ni abrió el pico para humillar a nadie más.

Umiña, la diosa manteña

Atahualpa es uno de los emperadores incas más conocidos de la historia. Precisamente, durante su infancia, Atahualpa merodeaba los bosques de Cuzco en busca de poder cazar algún animal. Atahualpa pensó que sería una buena pieza y no paró hasta que lo mató.

Explicación:

Respuesta dada por: demecionapa
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Explicación:

Si han podido visitar la capital de Ecuador, Quito se podrán haber dado cuenta que existe muchas referencias al nombre de “Cantuña” o a la Leyenda de Cantuña. La historia de esta leyenda dependerá del lugar o persona que la cuente. Pero se tratará de contar una historia se basará a la fantasía mitológica que tiene este personaje ecuatoriano.

Cantuña era un mestizo (se denominaba mestizo a la mezcla de etnias) de madre indígena y padre español. Otra especulación marcar como hijo de Hualca (ayudante del famoso inca Rumiñahui, quien se dice oculto el oro inca de los españoles).

Según cuenta la historia ecuatoriana, el sacerdote de Quito se encontraba con la idea de construir la futura Iglesia de San Francisco. Para lo cual le hizo la pregunta a Cantuña si la podría construir. A lo cual Cantuña contestó de manera afirmativa.

El Sacerdote le encargó la realización de este gran trabajo. Pero al pasar el tiempo, Cantuña vería como no tendría tiempo y recursos para terminar el trabajo. A lo cual acudió a dios por medio de rezos por varios días, pero no escucho ninguna “respuesta”. Por lo cual Cantuña giro a otra dirección a “Diablo”, el cual apareció de inmediato.

Por lo que ofrecía el diablo, que a cambio de terminar el encargo del atrio de la Iglesia de San Francisco, le tendría que dar su alma. A lo cual Cantuña estuvo de acuerdo en el trato. La habilidad de mestizo ecuatoriano le permitió poner una clausula al trato; que si al momento de realizar el encargo el trabajo no estaba realizado hasta antes de las 6am el trato se cancelaba.

La confianza del diablo le llevó a aceptar el trato. Mientras “los diablitos” se encontraban trabajando en la construcción; Cantuña pudo retirar un ladrillo mientras estaba fresco. Mientras observaba como seguía el proceso sin haberse enterado del retiro del ladrillo.

Terminó el trabajo en horas de la mañana y es ahí donde el Diablo y Cantuña se encontraron en el “nuevo atrio”. Por lo que el diablo quería reclamar su trato y llevarse el alma de Cantuña. Pero al escuchar la campana de las 6 am el hábil quiteño de se comenzó a reír y le invito a ver si de verdad está terminado el trabajo. Observaron que faltaba una piedra. A la campanada sexta se rompió el trato y el hábil de Cantuña se alejó con el alma todavía suya y un trabajo 99% terminado.

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