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La I Guerra Mundial, el conflicto que marcó un antes y un después
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El 11 de noviembre de 1918, a las 11:00 am, se deponían definitivamente las armas y se daba fin así al conflicto más sangriento que, hasta entonces, había experimentado la humanidad. El Armisticio de Compiègne se firmaba en Francia entre los aliados y Alemania, con el objetivo de poner fin a las de la I Guerra mundial.
Sin entender muy bien el por qué y bajo severas órdenes, la delegación alemana firmaba el armisticio que dejaba tras de sí un saldo de nueve millones de soldados muertos, 21 millones de heridos y casi 10 millones de civiles sin vida, indirectamente, víctimas de la guerra. Los países más afectados serían Francia y Alemania pues mandaron a los campos de batalla al 80 por ciento de su población aproximadamente.
El conflicto se había iniciado el 28 de julio de 1914, con la declaración de guerra del Imperio Austro-Húngaro a Serbia. El motivo, difundido durante años, había sido el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, heredero al trono del imperio, a mano de un terrorista serbio. Lo cierto es que desde hacía años las grandes potencias se habían equipado militarmente en una guerra solapada pero feroz por el control del viejo continente.
Tras casi cinco años de cruentos enfrentamientos, con un saldo de víctimas nunca antes visto por la humanidad, se decidía poner fin a aquel conflicto casi absurdo con la firma del tratado de paz de Versalles, en el que se obligaba a Alemania a “reducir sus tropas a la mitad, pagar grandes indemnizaciones a los países vencedores, ceder la totalidad de sus colonias y devolver Alsacia-Lorena a Francia”.
Sin embargo, posteriormente Alemania alegaría que no reconocía la paz pues la había firmado bajo falsos pretextos al asumir que no había ni vencidos ni vencedores. No pocos analistas definen que dicha inconformidad conllevó al inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Entre las consecuencias más relevantes del conflicto bélico resaltan en primer lugar los altos niveles de destrucción y muerte. Durante los bombardeos se destruyeron 300 mil casas, seis mil fábricas y unas 112 minas de carbón. En términos militares, 12 millones de toneladas de barcos fueron hundidas.
Cabe destacar el daño físico y psicológico que representó para los pueblos implicados en el conflicto y que marcó a varias generaciones de por vida.
Estas cifras aumentan si consideramos el tremendo daño físico y psicológico que sufrieron millones de personas, entre soldados y civiles, durante la guerra.
De igual forma entre las consecuencias económicas destacan los elevados gastos que una guerra de esta magnitud provocó a sus principales actores. Se llegó al punto de imprimir dinero sin respaldo para cubrir el déficit, lo que incrementó la inflación y tuvo consecuencias desastrosas como la Gran Depresión en 1929.
Sin embargo y bajo las presiones bélicas los socialistas revolucionarios rusos aumentaron su poder, convirtiendo la ideología comunista en una fuerza importante dentro de Europa y cambió el equilibrio en la política entre Asia y Europa.
Propició también el fin de algunas monarquías y la aparición de nuevos países lo que pudiera considerarse un saldo positivo unido a la situación ventajosa en las que se encontraron las mujeres pues durante la confrontación habían reemplazado a los hombres en las oficinas y las industrias. En esta línea, comenzaron a aumentar los derechos de las féminas como el derecho a voto.
Explicación:
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