• Asignatura: Historia
  • Autor: jqli
  • hace 5 años

v
La gran serpiente de mar de
1848 fue una caricatura publi-
cada en un periódico alemán
en 1848. Representa la revolu-
ción como una gran serpiente
de mar rodeando a los monar-
cas europeos
Cualquiera que vagabundee por las soledades contiguas a nuestros
arrabales, que podrían llamarse los limbos de Paris, descubre aquíy
allá, en el rincón más abandonado, en el momento más inesperado,
grupos de niños malolientes, llenos de lodo y polvo, andrajosos,
despeinados, que juegan coronados de florecillas: son los niños de
familias pobres, escapados de sus hogares. Allí viven lejos de toda
mirada, bajo el dulce sol de primavera, arrodillados alrededor de un
agujero en la tierra, jugando a las bolitas, peleando por un centavo,
irresponsables, felices. Y cuando te ven, se acuerdan de que tienen
un trabajo, que les hace falta ganarse la vida, y te ofrecen en venta
una vieja media de lana llena de abejorros, o un manojo de lilas.
Estos encuentros de niños extraños son una de las más encanta-
doras y a la vez más dolorosas gracias de los alrededores de París.
Victor Hugo, Los miserables, México, Porrúa, 2007, p.495.
a) ¿Qué significa el gorro rojo de la serpiente?
b) ¿Por qué están asustados los monarcas?
c) ¿De qué países podrían ser esos monarcas?
d) ¿Qué otros detalles de la imagen puedes interpretar?
e) ¿Quiénes son los miserables?
f) ¿Por qué Victor Hugo los describe así?
g) ¿La revolución mejoró sus vidas?​

Respuestas

Respuesta dada por: dreamsforyou91
5

si eres burro nos  Explicación:destruiran a todos


jqli: que onda con eso solo disque contestan pero solo para ganar puntos ni ayudan
Respuesta dada por: sebastianllugllunaed
9

Respuesta:

El trabajo que aquí reeditamos fue el primer ensayo de Marx para explicar un fragmento

de historia contemporánea mediante su concepción materialista, partiendo de la

situación económica existente. En el "Manifiesto Comunista" se había aplicado a

grandes rasgos la teoría a toda la historia moderna, y en los artículos publicados por

Marx y por mí en la "Neue Rheinische Zeitung" [3], esta teoría había sido empleada

constantemente para explicar los acontecimientos políticos del momento. Aquí, en

cambio, se trataba de poner de manifiesto, a lo largo de una evolución de varios años,

tan crítica como típica para toda Europa, el nexo causal interno; se trataba pues de

reducir, siguiendo la concepción del autor, los acontecimientos políticos a efectos de

causas, en última instancia económicas.

Cuando se aprecian sucesos y series de sucesos de la historia diaria, jamás podemos

remontarnos hasta las últimas causas económicas. Ni siquiera hoy, cuando la prensa

especializada suministra materiales tan abundantes, se podría, ni aun en Inglaterra,

seguir día a día la marcha de la industria y del comercio en el mercado mundial y los

cambios operados en los métodos de producción, hasta el punto de poder, en cualquier

momento hacer el balance general de estos factores, múltiplemente complejos y

constantemente cambiantes; máxime cuando los más importantes de ellos actúan, en la

mayoría de los casos, escondidos durante largo tiempo antes de salir repentinamente y

de un modo violento a la superficie. Una visión clara de conjunto sobre la historia

económica de un período dado no puede conseguirse nunca en el momento mismo, sino

sólo con posterioridad, después de haber reunido y tamizado los materiales. La

estadística es un medio auxiliar necesario para esto, y la estadística va siempre a la zaga,

renqueando. Por eso, cuando se trata de la historia contemporánea corriente, se verá uno

forzado con harta frecuencia a considerar este factor, el más decisivo, como un factor

constante, a considerar como dada para todo el período y como invariable la situación

económica con que nos encontramos al comenzar el período en cuestión, o a no tener en

cuenta más que aquellos cambios operados en esta situación, que por derivar de

acontecimientos patentes sean también patentes y claros. Por esta razón, aquí el método

materialista tendrá que limitarse, con harta frecuencia, a reducir los conflictos políticos

a las luchas de intereses de las clases sociales y fracciones de clases existentes

determinadas por el desarrollo económico  

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