Respuestas
La Musicalidad, da cuenta del ritmo y la melodía, las cuales, son fuentes primarias de satisfacción en la producción textual. Un buen poema deberá contar por lo tanto con ritmo y rima fluida, es decir, con una armoniosa distribución de sonidos y acentos que se sucedan en un tiempo exacto, sonoridad cadenciada que esté cercana al canto. En los primeros contactos con la poesía se deben priorizar los poemas rimados a los de versos libres. El estribillo, palabras o frases que se repiten, así como la aliteración, juego sonoro de palabras, son también elementos fónicos de esta característica.
La Brevedad del poema, por su parte, se refiere a la extensión del mismo y se determina por el número de versos o de estrofas que lo componen, como por ejemplo el soneto presenta en su estructura una extensión de 14 versos.
Al referirnos a la Sencillez, nos damos cuenta que aunque la poesía tiende a suscitar una respuesta emocional, se crea entorno a ciertas ideas que el lector debe comprender. En este sentido, el contenido del poema debe ser sencillo, de ningún modo vulgar, que infunda en la experiencia cotidiana del lector un sentido nuevo, revelador, ya sea movilizando su imaginación, divirtiéndolo o asombrándolo.
Por último abordemos la Estética literaria, donde el lector capta primero el matiz afectivo de las palabras y luego su significado. Así, entonces, no se debe olvidar que el valor de toda poesía radica en sugerir, en despertar, en provocar una respuesta emocional, no apelando únicamente al significado literal que el autor presente, aunque éste también sea importante. Es por ello que las palabras de un buen poema han de ser connotativas, sensorialmente ricas en imágenes, expresivas, precisas en su definición, vigorosas. Han de hablar a los sentidos y estimular la imaginación, ya sea para provocar la risa del lector, su sorpresa o su simpatía.