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Hemos visto cómo los historiadores escriben una narración de hechos del pasado y que para ello precisan de datos, de pruebas, de elementos que les permitan “reconstruir” una historia, saber qué pasó, en qué orden pasó, qué razones hubo para que aquello ocurriera.
El problema es que los historiadores no tienen todos los datos. Nos faltan informaciones (ocurre sobre todo cuando nos vamos muy lejos en el tiempo) o a veces hay demasiada (por ejemplo hoy en día, multitud de periódicos, de documentos, de objetos). El historiador tiene que hacer un esfuerzo muy grande para gestionar esa información, para completar la que le falta, para ordenarla y para jerarquizarla. ¿Qué fue más importante? ¿Qué dato me demuestra más cosas?.
Podemos decir que el historiador se enfrenta siempre a dos trabajos, el primero el de hacer acopio de información, ordenarla, filtrarla, jerarquizarla, estudiarla. Y el segundo trabajo que sería el de con todos esos datos escribir una historia (una narración) que explique, contando con los datos recopilados, lo que pretendiera conocer.
El principal problema suele estar en la información con la que dispone, a veces las informaciones son muy pequeñas, en otras son contradictorias, en otras las informaciones son falsas (mienten, ocultan, disimulan). Hay que saber siempre de dónde proceden esas informaciones, quien las generó en su día (fue un rey, fue un esclavo que se escapó…,) porque a menudo esto es muy importante y nos ayuda a entender lo que ocurrió, que es al fin y al cabo lo que pretende el historiador. Quizás el peor de los problemas sea no tener informaciones, es lo que nos ocurre por ejemplo con las etapas más antiguas de la historia humana, ¿Dónde surgió el ser humano? ¿Cómo evolucionó?, tenemos algunos restos pero nos faltan muchísimos datos (no tenemos esqueletos enteros) hay cientos de miles de años en los que no tenemos fósiles de los que echar mano, el estado de conservación de los huesos es muy malo, no hay relatos, hay muy pocos restos materiales (nada de ropa, muy pocas herramientas).
Quizás sea precisamente cuando faltan muchas informaciones cuando se ve más claramente la necesidad que los historiadores tienen de “inferir”. Tienen que sacar deducciones lógicas y científicas con muy pocos datos, imaginar que ocurrió pero sin perder de vista las pruebas. Pueden pensar por ejemplo que el hombre utilizaba el fuego…, pero hasta que no hay restos de carbón quemado junto a los restos humanos y materiales encontrados no puede decirse con seguridad, podemos pensar que el hombre surgió en África, pero para ello necesitamos pruebas, necesitamos que los fósiles más antiguos de homínidos estén allí. La deducción y la inferencia son fundamentales en la labor de los historiadores, hay que pensar con lógica, hay que imaginar, hay que establecer teorías, establecer formas en las que creemos que ocurrieron las cosas. Pero sobre todo hay que estar muy atentos a las nuevas fuentes, a lo que se va descubriendo, día a día, año a año, para revisar lo que pensábamos. Por eso se escribe tanta historia, hay que revisar a menudo lo que sabemos, cada día tenemos más datos, cada día nuestras historias son mejores, están mejor fundamentadas y explican más cosas. La historia no es algo estático que pasó y ya está, la historia se escribe todos los días a partir de esas investigaciones.
El problema es que los historiadores no tienen todos los datos. Nos faltan informaciones (ocurre sobre todo cuando nos vamos muy lejos en el tiempo) o a veces hay demasiada (por ejemplo hoy en día, multitud de periódicos, de documentos, de objetos). El historiador tiene que hacer un esfuerzo muy grande para gestionar esa información, para completar la que le falta, para ordenarla y para jerarquizarla. ¿Qué fue más importante? ¿Qué dato me demuestra más cosas?.
Podemos decir que el historiador se enfrenta siempre a dos trabajos, el primero el de hacer acopio de información, ordenarla, filtrarla, jerarquizarla, estudiarla. Y el segundo trabajo que sería el de con todos esos datos escribir una historia (una narración) que explique, contando con los datos recopilados, lo que pretendiera conocer.
El principal problema suele estar en la información con la que dispone, a veces las informaciones son muy pequeñas, en otras son contradictorias, en otras las informaciones son falsas (mienten, ocultan, disimulan). Hay que saber siempre de dónde proceden esas informaciones, quien las generó en su día (fue un rey, fue un esclavo que se escapó…,) porque a menudo esto es muy importante y nos ayuda a entender lo que ocurrió, que es al fin y al cabo lo que pretende el historiador. Quizás el peor de los problemas sea no tener informaciones, es lo que nos ocurre por ejemplo con las etapas más antiguas de la historia humana, ¿Dónde surgió el ser humano? ¿Cómo evolucionó?, tenemos algunos restos pero nos faltan muchísimos datos (no tenemos esqueletos enteros) hay cientos de miles de años en los que no tenemos fósiles de los que echar mano, el estado de conservación de los huesos es muy malo, no hay relatos, hay muy pocos restos materiales (nada de ropa, muy pocas herramientas).
Quizás sea precisamente cuando faltan muchas informaciones cuando se ve más claramente la necesidad que los historiadores tienen de “inferir”. Tienen que sacar deducciones lógicas y científicas con muy pocos datos, imaginar que ocurrió pero sin perder de vista las pruebas. Pueden pensar por ejemplo que el hombre utilizaba el fuego…, pero hasta que no hay restos de carbón quemado junto a los restos humanos y materiales encontrados no puede decirse con seguridad, podemos pensar que el hombre surgió en África, pero para ello necesitamos pruebas, necesitamos que los fósiles más antiguos de homínidos estén allí. La deducción y la inferencia son fundamentales en la labor de los historiadores, hay que pensar con lógica, hay que imaginar, hay que establecer teorías, establecer formas en las que creemos que ocurrieron las cosas. Pero sobre todo hay que estar muy atentos a las nuevas fuentes, a lo que se va descubriendo, día a día, año a año, para revisar lo que pensábamos. Por eso se escribe tanta historia, hay que revisar a menudo lo que sabemos, cada día tenemos más datos, cada día nuestras historias son mejores, están mejor fundamentadas y explican más cosas. La historia no es algo estático que pasó y ya está, la historia se escribe todos los días a partir de esas investigaciones.
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