• Asignatura: Química
  • Autor: pilote
  • hace 5 años

¿Cómo piensas que influye la época en la que vive un científico,
en el desarrollo de sus conocimientos y la divulgación de sus
ideas?​

Respuestas

Respuesta dada por: hinatarebe72
0

Respuesta:

es una idea bastante extendida hoy día, aunque no siempre ha tenido el mismo predicamento. Este estudio presenta la percepción de los jóvenes sobre la influencia de la ciencia en la cultura a través de cuatro cuestiones: la existencia de las dos culturas, la influencia sobre el pensamiento cotidiano, la ayuda de los conocimientos de ciencia y tecnología para resolver problemas prácticos y la capacidad de la ciencia escolar para mejorar la toma de decisiones personales.

Respuesta dada por: joelpimedeleon21
2

Respuesta:El reconocimiento de la ciencia como expresión de la cultura humana es una idea bastante extendida hoy día, aunque no siempre ha tenido el mismo predicamento. Este estudio presenta la percepción de los jóvenes sobre la influencia de la ciencia en la cultura a través de cuatro cuestiones: la existencia de las dos culturas, la influencia sobre el pensamiento cotidiano, la ayuda de los conocimientos de ciencia y tecnología para resolver problemas prácticos y la capacidad de la ciencia escolar para mejorar la toma de decisiones personales. Los estudiantes no conceden a la ciencia y la tecnología un papel demasiado influyente en la cultura y, en los casos donde esa influencia se hace más patente, no hay coincidencia en el diagnóstico de las causas. Sin embargo, existe una cierta percepción global de la integración de la ciencia y la tecnología en la cultura actual.

Palabras clave:

Actitudes relacionadas con la ciencia y tecnología; Ciencia-Tecnología-Sociedad; ciencia y cultura.

Introducción

La ciencia representa uno de los esfuerzos más extraordinario del género humano por hacer más objetivo el conocimiento, en contra de las tendencias naturales a hacerlo subjetivo y deudor de intereses personales, de clase o de grupo y, tal vez, en ello reside la fuerza de su extraordinario progreso. La filosofía de la ciencia positivista ha idealizado en exceso esta posición, atribuyendo a la ciencia cualidades extremas de racionalidad y empirismo que no siempre se alcanzan en la práctica. En consecuencia, para el positivismo el conocimiento científico es neutral, está libre de valores y se encuentra por encima de influencias ajenas a la objetividad de los hechos, tales como las ideologías, la sociedad, la economía, los grupos de presión social, las tendencias subjetivas individuales, etc.; en suma, no está influido por la cultura de la sociedad donde viven y trabajan los científicos. Esta posición, junto a la propia dificultad de comprender muchos de los conocimientos generados por la ciencia, ha hecho que la opinión pública le haya atribuido cierta deshumanización, pareciendo que está más allá de las capacidades e intereses del ciudadano medio; idea que ha contribuido a aislar la ciencia de la cultura humanística o, simplemente, del mundo de las letras y las artes. Sin embargo, en los últimos lustros, los estudios epistemológicos, históricos y de sociología de la ciencia han falsado esta visión positivista(2).

Desde la obra seminal de Kuhn (1962) se reconoce que en la resolución de las controversias científicas, donde se decide qué conocimiento se acepta y cuál no, también intervienen de manera determinante factores psicológicos y sociales. La sociología del conocimiento científico ha ido más lejos aún, sosteniendo que éste no puede explicarse adecuadamente sin recurrir a los factores sociales, es decir, que no existe un conocimiento científico vinculado exclusivamente a razones racionales y cognitivas. Numerosos estudios enmarcados en la sociología de la ciencia, sobre todo desde la perspectiva postmoderna, han venido a mostrar que la ciencia, como cualquiera de las demás múltiples actividades humanas, se construye socialmente y, por tanto, está sometida a las influencias de la sociedad y su cultura; a la vez, también influye en ellas como consecuencia de una interacción mutua, que es propia de cualquier sistema humano (González et al., 1994; Lamo, González, y Torres, 1994; Latour y Woolgar, 1979). Como es bien conocido, la ciencia nació en el marco de la cultura occidental, asumiendo muchos de sus valores, creencias y convenciones sociales, por lo que el etnocentrismo impregna la cultura científica, aunque con el marchamo y el halo de neutralidad y objetividad propios de la racionalidad y el empirismo que profesa.

Por otro lado, tal y como muestra claramente su historia, la interacción de la ciencia con la tecnología y la sociedad hasta llegar a la situación actual de profunda imbricación entre ellas, cuando se ha acuñado el término tecnociencia para describir el sistema social tecno-científico, es una prueba más del estrecho vínculo que existe entre los factores cognitivos y sociales. En el mismo sentido, el concepto de investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) incluye a los sistemas de ciencia y tecnología en las estructuras sociopolíticas nacionales e internacionales, formando parte esencial de la economía y la cultura actuales de las sociedades globalizadas. No obstante, la visión del público de la ciencia y la tecnología está anclada aún en la imagen positivista del aislamiento en una torre de marfil, reforzada por el elitismo de la visión mayoritariamente propedéutica en las materias escolares científicas que impide un mayor acceso a la ciencia y se contrapone al concepto de cultura humana como algo asequible a todos.


pilote: mucho texto
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