• Asignatura: Historia
  • Autor: Hepsiva
  • hace 6 años

En donde se ubicaron las principales haciendas en la época colonial

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Respuesta dada por: sapajilu
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Al analizar la transformación económica asociada a la colonialización de México, Florescano enumera sus factores en el orden siguiente:4​

los granos europeos, principalmente el trigo;

la caña de azúcar;

la demanda de productos tropicales, como el tabaco, el cacao, el índigo, el añil, el palo tinte y otras plantas;

la prodigiosa multiplicación de las vacas, caballos, ovejas, cabras, cerdos, muías y burros; y finalmente

el fraile evangelizador, sumamente activo en la introducción y adaptación de plantas y animales, de las técnicas agrícolas y de regadío.

Inicialmente, pocos conquistadores se interesaron por las empresas agrícolas, muchas veces abandonándolas al preferir otras más lucrativas. Hernán Cortés, queriendo fomentar la agricultura y los deslindes de las propiedades, «dispuso el reparto de terrenos llamados "peonías", a todos los soldados de a pie que habían participado en la conquista, y "caballerías" a los que habían combatido a caballo».5​ Siguiendo la tradición de la Reconquista en España, los cabildos de los nuevos pueblos y villas pudieron conceder mercedes de tierras a todos los que quisieran asentarse en ellas permanentemente. «Este fue el modelo que se adoptó en la fundación, en abril de 1531, de Puebla de los Ángeles, que fue el primer pueblo de agricultores donde se aró y cultivó la tierra sin indios de encomienda».6​

En la segunda mitad del siglo XVI el interés de los españoles por la tierra y las actividades agrícolas aumentó radicalmente. El período estuvo marcado por el auge del sistema de concesión de mercedes y la fundación de pueblos de indios. El cambio radical del uso de la tierra por efecto de la extensión de la ganadería llevó a la formación de gran número de estancias ganaderas, explotaciones agrícolas que aún no tenían las características del latifundio y la hacienda posteriores. La concesión de tierras a gran número de nuevos colonos dio origen a un nuevo grupo de propietarios agrícolas que entró en conflicto con los grandes encomenderos originales, disputándose la tierra, los mercados y la mano de obra.7​

Durante la segunda mitad del siglo XVI también se verificó un cambio profundo en relación a la mano de obra. Mientras los encomenderos no modificaron el sistema aborigen de producción preexistente y se limitaron a beneficiarse por el trabajo forzado que los encomendados debían realizar por períodos preestablecidos en beneficio personal del encomendero, en lugar de la renta en tributos proporcionada por los indígenas la explotación agrícola y ganadera naciente le ofrecía a la corona una renta en moneda, mientras requería una mano de obra fija y permanente que la encomienda no podía proporcionar. Inicialmente, los nuevos empresarios agro-ganaderos recurrieron a la esclavitud, tanto de indios como de africanos. Después de la prohibición de la esclavitud de los indios en 1548 y más aún al desplomarse la población india a partir de 1570, los esclavos provenientes de África fueron los trabajadores permanentes que la economía agraria necesitaba. Sin embargo, para comienzos del siglo XVII, en toda Nueva España el número total de esclavos africanos no superaba en mucho a los 100000. Ellos formaban el núcleo de la fuerza de trabajo permanente. Pero las actividades del agro no habrían podido desarrollarse sin contar con una gran cantidad de trabajadores temporeros, que sólo podían ser indios. A fin de liberar este recurso y terminar con el monopolio que dominaba la mano de obra, en 1549 la corona decretó la abolición de los servicios personales de la encomienda. En 1550 se implantó un sistema sustitutivo, denominado «repartición» o «coatequitl», según el cual los indios tenían la obligación de trabajar a jornal en las explotaciones españolas. Esta obligación se extendía a entre un 2 y un 4% de la mano de obra activa durante el año, y hasta a un 10% en períodos de cosecha u otras labores intensas. A fin de reforzar esta obligación, las autoridades coloniales dispusieron que los tributos deberían pagarse en dinero o en granos, como otra manera de fomentar el trabajo asalariado en minas, haciendas y servicios públicos.8​

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