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Un buen mapa es lo más parecido a un anuncio publicitario. En una sola imagen debe transmitir la información de golpe, ser correctamente interpretado por el observador y disponer de todos los elementos clave de composición y medida. Un mapa feo, descuidado y sin atractivo cromático genera rechazo. Y si te pones a pensarlo detenidamente… decir que un mapa genera rechazo es lo mismo que decir que tu trabajo genera rechazo. Es triste dedicar tiempo a elaborar un mapa para que termine en la basura.
10 técnicas básicas para crear un buen mapa
Así que, si estás empezando a jugar con mapas o aún no has tomado conciencia de las claves para elaborar un buen mapa, aquí tienes las recomendaciones claves para jugar los aspectos técnicos, estéticos y psicológicos que dominan a tu cerebro sin que te des cuenta. Y recuerda que la mejor forma de saber si has hecho un buen mapa es imprimirlo y dejar que alguien ajeno a la información lo interprete.
Cuando finalices un mapa deberías analizar si se cumplen los siguientes criterios:
Propósito: el mapa cumple con las expectativas para las que ha sido creado. Los análisis realizados para mostrar la información son adecuados.
Audiencia: el mapa está adaptado a la audiencia a la que va dirigido, ya sea culturalmente, técnicamente o cromáticamente. Medita sobre los tecnicismos, si el público objetivo tiene limitaciones visuales o su edad. No es lo mismo un mapa para una senda de interpretación que un mapa técnico de un proyecto de conservación.
Simbología: la naturaleza de los elementos representados (vectorial o ráster), los colores y la estrategia de simbología es adecuada e interpretable.
Diseño: elementos como el título, leyenda, escala o norte están presentes y repartidos proporcionalmente.
Datos: los datos empleados son los adecuados. Manejar imágenes frente a vectores, capas de líneas frente a polígonos, precisión de la cartografía en base a la escala o mapas base actualizados son algunos de los ítems clave.
Proyecciones: la manera en la que el territorio se deforma es crucial para mostrar la información bajo una proyección adecuada.
Formatos: mapas físicos frente a mapas digitales determinan la posibilidad o la necesidad de emplear unos recursos frente a otros. El formato del mapa te obligará a emplear distintas estrategias o tipos de datos.
Aquí tienes 10 claves para realizar un buen mapa antes de volver a equivocarte la próxima vez:
1. Estructura del mapa
Aunque lo importante de un mapa pueda parecer (como es evidente) el propio mapa, hay tres elementos de relevancia que siguen nuestros ojos de manera lineal. Y el mapa no está precisamente en primer lugar. Ante todo diseño deberías tener en cuenta una secuencia lineal de elementos formada por un título principal, un mapa secundario y unos elementos de interpretación terciarios. Lo quieras o no, tu cerebro trabaja de manera lineal y jerárquica. El mapa es lo importante para atraer a la vista, pero se encuentra en segundo nivel de procesamiento a la hora de componer su mensaje.
Partes de un mapa
Estos tres sencillos elementos son los que podrán volverte loco para seleccionar la mejor combinación a la hora de estructurar tu mapa. Títulos en zonas superiores o inferiores, leyendas laterales o inferiores, mapas centrados, posición horizontal y vertical o cajas de información harán que debas trabajar con la mejor distribución de elementos. Estas potenciales combinaciones vendrán determinadas en gran medida por la forma del mapa, la cantidad de elementos representados en la leyenda y la densidad de elementos adicionales como logos, textos o mapas secundarios. Cuando distribuyas los elementos evita aglutinarlos en zonas concretas y establece un equilibrio visual del mapa para evitar generar desestabilidad visual con zonas vacías o que sugieran carencia de información. Si generas zonas vacías, tu cerebro, asociará los huecos a ausencia de información.
Posición de elementos en un mapa
Si tienes interés por que la vista sea dirigida hacia algún elemento ten en cuenta que, el cerebro, no busca el punto medio del mapa sino un punto inmediatamente superior al centro. Al cerebro le gusta centrar las cosas y mirar la zona superior. ¿Te has parado a pensar en que siempre que miras al horizonte recuerdas una puesta de sol y no lo que hay debajo? ¿Qué elementos visualizas en la carretera cuando conduces? Recuerda, el punto de atención del cerebro no está en el centro sino en un punto inmediatamente superior.