• Asignatura: Castellano
  • Autor: belirodz
  • hace 6 años

resumen cuento historia arroz con habichuelas. ​

Respuestas

Respuesta dada por: meayudanxd13
0

Respuesta:

 El cuento Historia de arroz con habichuelas, relato en el que incluye personajes alegóricos en torno a la gastronomía como elemento básico de la cultura, desde el contexto actual que actualiza un hecho histórico de lucha por la pervivencia de la identidad nacional.

Valóralo mij@ :D

Explicación:


belirodz: gracias pero estoy buscando el resumen del cuento
meayudanxd13: pOR ESO ESE ES YO YA ME VI EL CUENTO
meayudanxd13: yo
Respuesta dada por: liath78
1

Respuesta:

¡Qué batalla la de Arroz y Habichuelas! Toda la cocina estaba enterada del lío y no había alimento que no participara en el llevitrae de comivete de la

Fonda Feliz. La verdad es que Arroz no tenía muchos amigos. Habichuelas, sin embargo, nunca andaba solo. Todo el mundo quería mojar en esa salsa que reunía lo mejor de la alacena en su rítmico espesor.

Ña Jesusa tenía otra cabeza. Arroz cerraba los ojos y apretaba los granos con todas las fuerzas de su rancio abolengo, por aquello de guardar las distancias y evitar el roce. Arroz. Porque Arroz y Habichuelas nunca se daban por vencidos y hasta el último momento se mantenían más separados que los niños y las niñas en un fildei.

Sólo el tenedor irrespetuoso de los trabajadores que almorzaban en la Fonda Feliz juntaba a los querellantes, sin cuentos ni miramientos, en un mismo y reñido bocado mortal.

Habichuelas dicen que fueron casi cuatro largos siglos. Y un día nublado, igualito a los otros –porque en las cocinas de las fondas no se sabe de sol– llegó un coso feo y raro en manos de Ña Jesusa y toda la alacena se alborotó. Colorao, pero no del colorao saludable y atractivo de Habichuelas, sino de un colorao jinchote como carne viva después de una quemadura.

Habichuelas a sus salseros con un chin de desprecio en la voz. –Apartamento con aire acondicionado ni más ni menos –añadió Cebolla, con tanta acidez que le aguó los ojos a todos los que escuchaban. Ña Jesusa lo añoñaba como a un bebé. Lo bañaba entonces en una mezcla de líquidos amarillos y rojos y lo arropaba con cebolla frita y algo que tenía un lejano parecido de familia con la col.

Por la pobre Cebolla, que tenía que servirle de frisa al nuevo alimento, se enteraron los demás de lo que sucedía en el comedor de la fonda, después de tantos y tan especiales preparativos. Jordó, nombre que aparecía pintado descaradamente en las servilletas de papel que llenaban el zafacón. Arroz y Habichuelas ponían caras de mangó verde cada vez que salía un platillo plástico con su carga cafretona y estrambótica. –Un deo machucao con un esparadrapo mal puesto es lo que parece el místel ese.

Pero el bochinche no podía tapar el menú con la mano y la verdad era que el místel, con todo y lo feo que era, estaba acabando en el Japi Jordó. Y que cada vez menos gente pedía Arroz con Habichuelas. –Si no nos alistamos, el Jordó se nos queda con to y nos pudrimos de aburrimiento en esta cocina, señores. –¿Qué se puede hacer? –dijo Pimiento, todavía verde de envidia, aunque el desempleo le había pintado unas manchitas blancas sobre el lomo.

Arroz y Habichuelas se miraron de reojo pero en seguida viraron la cara, recordando que estaban tradicionalmente enchismaos. Al día siguiente, Ña Jesusa vino a despertarlos. Arroz se lució, en su empeño por quedar mejor que nunca. La cosa es que aquella salsa sabía a gloria, que se le subía a cualquiera por los pies hasta las tripas, aceitándole la maquinaria entera al boricua más renegao.

Ña Jesusa echó su montaña nevada de Arroz parao junto a su charca salpicada de Habichuelas enfogonás, salvando distancias y categorías, como en los viejos tiempos. Arroz y Habichuelas se miraron a lo perro y gato. Arroz apretando, huyendo, defendiendo su pureza. Habichuelas cucando, haciendo aguajes, pegándole vellones a su archienemigo.

En eso, regresó Ña Jesusa y les soltó nada menos que al místel mentao, larguirucho, flacote y color callo encangrinao, en el mismo plato en que se debatían los rivales. Por cortesía, Arroz y Habichuelas aguantaron hasta que Ña Jesusa colocó el plato frente al cliente que lo había pedido. Pero tan pronto desapareció la cocinera aquello fue Jayuya. Como Jordó había caído al suelo, cubriéndose de polvo y de alas de cucaracha, el cliente, muerto de asco, mandó que se lo llevaran y no quiso ni por nada del mundo que le trajeran otro.

Por fin, le metió mano a la maravillosa mixta que ante sus propios ojos se había mezclado. Y así fue como Arroz y Habichuelas se desenchismaron.


meayudanxd13: Que resumen :V
liath78: bueno pero te sirve ?
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