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Después de aplicar durante tres décadas un estricto control de la natalidad, las autoridades chinas intentan convencer a sus ciudadanos para que tengan más hijos. Pero no parecen estar teniendo éxito.
Cuando hace tres años China puso fin a su política de un solo hijo, existía la esperanza de que las parejas tendrían un segundo hijo y contribuirían así a ralentizar el ritmo de envejecimiento de la sociedad. Pero como explica Yuwen Wu, analista de temas chinos residente en Londres, esa apuesta parece no estar funcionando.
La caída de la tasa de natalidad es uno de los asuntos sobre los que más se habla en China. Y la sensación de crisis es real.
Luego de pasar décadas intentando reducir el crecimiento de la población, la propaganda estatal ahora exhorta a las parejas a "tener hijos, por el país", lo que ha generado críticas en redes sociales donde se acusa a esta política oficial de ser intrusiva e insensible.
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Varias medidas están en discusión: desde extender el permiso de maternidad hasta ofrecer incentivos económicos en efectivo o a través de deducciones fiscales para quienes tengan un segundo hijo.
Algunos incluso piden que se eliminen todas las limitaciones al número de hijos que pueden tener las parejas.
La política de hijo único
Para tratar de frenar el crecimiento de la población, la política de un solo hijo fue instaurada en 1979, un año después del inicio de las reformas económicas.
La medida fue aplicada de forma estricta sobre la mayor parte de la población, y quienes la incumplían podían ser multados, despedidos de sus empleos u obligados a someterse a un aborto y/o la esterilización.
Pero la tasa de fecundidad ya había caído una década antes.
Durante décadas, China se benefició del llamado bono demográfico -su numerosa población (casi una cuarta parte de los habitantes del mundo) le proveía de una abundante mano de obra- y de un balance favorable entre la población muy joven y gente de la tercera edad, lo que le permitía impulsar su rápido crecimiento económico.
Ahora todo eso está desapareciendo a una velocidad vertiginosa.
Para poder mantener su crecimiento económico y dar apoyo a sus ancianos, la población del país debe crecer en lugar de reducirse.
El fin de la política de un solo hijo en 2015 tenía como objetivo impulsar esto, pero los datos disponibles a la fecha indican lo contrario: pese a tener libertad para ello, los jóvenes no parecen querer tener más niños.
¿Cuán grave es la baja tasa de natalidad?
De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas de China, en 2016 hubo 17,86 millones de nacimientos en el país y la población creció en 1,31 millones, con una tasa de 12,95 nacimientos por cada 1.000 personas, la más alta desde 2001.
Pero en 2017, el año en el que deberían haberse visto los resultados plenos del fin de la política de un solo hijo, hubo 17.230.000 nacimientos, una reducción de 630.000 en comparación con 2016. La tasa de natalidad se quedó en 12,43 por cada 1.000 habitantes, lo que implica una caída de 0,52%.
Estas cifras se encuentran incluso por debajo del peor pronóstico existente antes de que se aplicara la nueva política.
Y las predicciones son aún peores:
La tasa de natalidad seguirá cayendo a partir de 2018.
En los próximos 10 años, el número de mujeres chinas de entre 23 y 30 años de edad se reducirá en 40%, una caída dramática en este grupo en edad fértil.
Dentro de una década, solamente habrá unos 8 millones de nacimientos al año.
Respuesta:
por la sobrepoblación,China es uno de los países con más población en el mundo
Explicación:
espero que allá ayudado