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Aparece en las culturas que van de generación a generación que explica la existencia del ser humano y de los fénomenos naturales
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no me mates es largo, pero sale información de eso.
La mayoría de las fuentes clásicas consideran a Perséfone como hija de Zeus y Deméter, pero la Biblioteca mitológica de Apolodoro recoge una versión alternativa que indica que era hija de Zeus y Estige.[10]
Sin embargo, Deméter no tenía una posición estable en el Olimpo. Solía vivir muy lejos de los demás dioses, siendo una diosa de la naturaleza anterior a plantar semillas y cultivar plantas. En la tradición olímpica fue cortejada por los dioses Hermes, Ares, Apolo y Hefesto, pero ella rechazó todos sus regalos y alejó a su hija de la compañía de los dioses. Así, llevaba una vida pacífica hasta que su hija Perséfone se convirtió en la reina del inframundo, lo que, según los mitógrafos olímpicos, no sucedió hasta que Hades la raptó y la llevó allí con él. Perséfone estaba recogiendo flores con algunas ninfas (Atenea y Artemisa, según el himno homérico, o Leucipe, o algunas Oceánides), en un campo en Enna[11] o en la llanura de Nisa[12] cuando Hades apareció, emergiendo de una grieta del suelo. Las ninfas fueron castigadas siendo transformadas en las Sirenas por no haber intervenido. La vida quedó paralizada mientras la desolada Deméter buscaba por todas partes a su hija perdida. Hécate había oído sus gritos y sugirió a Démeter hablar con Helios, el sol, que todo lo ve, para que le contase lo que había pasado.
Finalmente, Zeus no pudo aguantar más la agonía de la tierra y obligó a Hades a devolver a Perséfone, enviando a Hermes para rescatarla. La única condición que se puso para liberar a Perséfone fue que no probase bocado en todo el trayecto, pero Hades la engañó para que comiese seis, o cuatro según las fuentes, semillas de granada, que la obligaban a volver cada año un mes por cada semilla, diciéndole que sería un gran esposo y que ella sería la reina y soberana de los infiernos, Perséfone se contentó al oír eso y encantada por su nueva vida, accedió a comer las semillas. En algunas versiones, Ascálafo contaba a los demás dioses que Perséfone se había comido voluntariamente las semillas de granada para permanecer allí al haberse enamorado del dios. Cuando Deméter y su hija estaban juntas, la tierra florecía de vegetación. Pero durante seis meses al año, cuando Perséfone volvía a los infiernos, la tierra se convertía de nuevo en un erial estéril. Fue durante su viaje para rescatar a Perséfone del inframundo cuando Deméter reveló los misterios eleusinos. En una versión alternativa, Hécate rescató a Perséfone.
Tras las estancias de Perséfone en el inframundo junto a su marido, esta se fue enamorando poco a poco de él y convirtiendo en una digna y cruel soberana de los infiernos.
En la versión más antigua la temible diosa Perséfone era la propia Reina del Inframundo.[13]
En algunas versiones Deméter prohíbe a la tierra dar frutos, en otras está tan ocupada buscando a Perséfone que no se ocupa de ella, y en algunas la profundidad de su desesperación hace que nada crezca.
El número de semillas comido por Perséfone cambia también de unas versiones a otras, a menudo en relación con la duración del invierno en la zona de procedencia de la historia.
Este mito puede ser interpretado también como una alegoría de los rituales matrimoniales de los antiguos griegos, que sentían que el matrimonio era una especie de rapto de la novia de su familia por parte del novio, y este mito puede haber explicado los orígenes del ritual del matrimonio. La más popular explicación etiológica de las estaciones puede haber sido una interpretación posterior.
Explicación:
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