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Respuesta:
Pero la familia cristiana, donde uno o ambos padres pertenecen al Señor, es infinitamente más que solo un bendito refugio contra el mal. Es un santuario en medio de un mundo sin Dios y sin Cristo, donde las preciosas almas de los hijos son guardadas de su contaminadora influencia. El hogar cristiano es un sagrado refugio donde Dios y Su Cristo son reconocidos, y donde Su Espíritu mora, donde Su palabra brilla, como la lámpara y lumbre de la casa, y donde el evangelio es continuamente relatado, señalando el camino al cielo a todos los que allí moran.
Conviene aquí usar las palabras de otro: "Es el precioso hogar de generosos afectos donde el corazón es adiestrado en los vínculos que Dios mismo ha formado, y el cual, por acariciar los afectos, preserva de las pasiones y auto-voluntad. Y esto donde su fortaleza es justamente desarrollada, tiene un poder que a pesar del pecado y del desorden, despierta la conciencia y activa el corazón, guardándolo de mal, y el poder directo de Satanás."
Aun cuando el pecado ha entrado en el mundo y lo ha dañado todo, la introducción de Cristo en estas relaciones de familia hacen de ellas una esfera para las operaciones de gracia y activo despliegue de la vida divina que tenemos en Cristo, de modo que la mansedumbre, la ternura, mutua ayuda y abnegación, ejercidas en medio de las dificultades y dolores que el pecado ha causado, imparten a estas relaciones un encanto y una profundidad mayores que los que pudieron ser conocidos en el estado de inocencia del Edén.
El verdadero hogar cristiano es donde al Señor se le da Su justo lugar y donde cada miembro de la familia obra conjuntamente en divina armonía conforme a la mente y propósitos de Dios, donde el amor de Dios es conocido y derramado en el corazón y es el elemento gobernante en el hogar. Aquí la palabra de Dios es leída y ejecutada, aunque quizás en mucha flaqueza, y donde se escuchan la oración y la alabanza. Aquí se siente la atmósfera del cielo, y al igual que los hijos de Israel antiguamente, tales hogares tienen "luz celestial en sus habitaciones" (Exodo 10: 23), cuando todo alrededor está en tinieblas. Cada hogar cristiano verdadero refleja algo de aquel Hogar celestial hacia el cual estamos viajando, y así los tales se distinguen al instante de aquellos donde Cristo, la Luz de los hombres, no brilla.
Explicación:
Espero que te sirva.