¿qué elementos propios de un Estado de bienestar están presentes en Chile actualmente?, ¿por qué?
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Uno de los legados de los historiadores nacionalistas-conservadores que más difusión ha alcanzado, ha sido su visión decadentista de la historia de Chile. Dicha mirada histórica, que ha sido asimilada por la derecha política, encontró un momento cúlmine en la Dictadura Cívico-Militar de 1973-1990, en cuyos discursos y documentos se crítico el desarrollo democrático de Chile durante el siglo XX desde una lógica antipartidista y antiliberal. Sin embargo, uno de los puntos en que la visión decadentista y peyorativa del siglo XX ha alcanzado mayor hegemonía es en el análisis de las políticas sociales desarrolladas por el Estado a lo largo de este. Sostenemos que dicha visión es hegemónica, pues cruzó los umbrales de la tradicional derecha política, para instalarse, como un lugar común, en el seno de importantes sectores del centro reformista y de los antiguos partidos de izquierda. En este sentido creemos que es necesario revisitar el desarrollo del Estado de Bienestar en el Chile del Siglo XX y, realizar un balance de sus legados y falencias.
El Estado de Bienestar Chileno se generó y consolidó a través de un proceso paulatino, que comenzó con las leyes sociales del año 1924 y el reconocimiento de derechos sociales en la Constitución de 1925 y se consolidó con la llegada al poder del Frente Popular, hito que implicó su aceptación implícita por los partidos de izquierda y la integración de los referentes más importantes del movimiento obrero organizado, legitimándolo política y socialmente. porque,En dicho proceso, el Estado incrementó su labor de protección social y provisión de bienes y servicios básicos, reconocidos como derechos, a parte importante de la población. El Estado no pudo asegurar de manera inmediata derechos sociales universales, y fue asignando los beneficios sociales de manera sectorial, respondiendo gradualmente a la capacidad de organización y movilización de los actores organizados. Al respecto, es necesario recordar que este proceso se daba en el marco de una sociedad pobre, escasamente industrializada y todavía carente de una gran masa organizada de trabajadores industriales, y que por ende las reformas conseguidas por la movilización social difícilmente responderían a una lógica universalista. Así, las reformas sociales no fueron espectaculares ni adquirieron un carácter estructural, sino que crecieron de manera incremental, lenta y particularista, beneficiando de manera específica y muchas veces corporativa a determinados grupos sociales.