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Explicación:María Vicenta Rosal (Quetzaltenango, 26 de octubre de 1820 - Tulcan, 24 de agosto de 1886), fue una religiosa guatemalteca, reformadora de la rama femenina de la Orden de los Bethlemitas. Sus padres fueron Manuel Encarnación Rosal y Gertrudis Leocadia Vásquez. Es venerada como beata por la Iglesia Católica. Su fiesta litúrgica se celebra el 27 de octubre.
Fue bautizada por sus padres como María Vicenta Rosal Vásquez, pero al asumir su vocación religiosa cambió su nombre por el de María Encarnación Rosal del Sagrado Corazón de Jesús.
Se le conoce como la segunda fundadora bethlemitas, por haber reformado la comunidad religiosa.
Fue apodada como la Confidente del Sagrado Corazón de Jesús o Santa Margarita de América. Debido a que se le apareció el Sagrado Corazón, en Guatemala, en 1857. Son diversos testimonios que confirman que ella lo oyó y luego lo vio. Prueba de ello es esta nota confidencial de Sor Encarnación:
“Una noche vi aparecer ante mi vista una luz clarísima y en medio de esta apacible luz se me apareció Nuestro Señor Jesucristo derramando sangre de todos sus poros, y con melifluo acento, mientras me descubría su amante Corazón traspasado por diez dardos que sobremanera le herían, me dijo: Estos dardos me traspasan porque los hombres quebrantan los diez mandamientos de mi Santa Ley.”
Cuerpo Incorrupto de la Madre Encarnación
Algo muy especial y significativo lo constituye el hecho de que, después de 200 años de fallecida la Madre Encarnación, su cuerpo permanezca incorrupto en la ciudad de Pasto en Colombia. Ella murió en Tulcán, Ecuador en 1886 y en el Siglo XX, cuando por motivo de la guerra, su cuerpo corría el peligro de ser profanado, las hermanas lo sacaron del sepulcro para llevárselo a Colombia. Al abrirlo, descubrieron con sorpresa que su cuerpo estaba intacto.
Su cuerpo fue traslado al Hogar de Pasto, fundado por ella y se dejó allí celosamente guardado hasta el 4 de mayo de 1997, cuando vino de Roma el postulado de la causa para corroborar este hecho donde fue Beatificada por su Santidad Juan Pablo II. Con esta visita fue nuevamente abierto su sepulcro y todos los allí presentes fueron testigos de que el cuerpo de la Madre Encarnación permanecía y hoy permanece incorrupto. Actualmente se encuentra en proceso de Canonización.