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Respuesta:
por Celia Gosálbez
06/09/2011
Las plantas obtienen del aire el oxígeno, hidrógeno y carbono, y del suelo y del agua su alimento, así como otros elementos. Sin embargo, cuando cultivamos, el equilibrio del suelo se altera, ya que la velocidad a la que la planta consume y acaba con estos elementos, es mayor que el ritmo con que se descomponen y están disponibles para la planta de forma natural en el suelo.
Mediante el abonado lo que se consigue es aportar materia orgánica (vegetal o animal) y mineral al suelo, con todos los elementos necesarios para el desarrollo de las hortalizas, para así corregir estos desequilibrios.
La pérdida de elementos afecta principalmente a:
Nitrógeno (N): es necesario para el crecimiento de la plantas. Su carencia provoca el amarilleamiento de las hojas y paralización de su crecimiento.
Fósforo (P): potencia el desarrollo de raíces, fortalece el ciclo de la planta y favorece la maduración de flores y frutos. Su ausencia se relaciona con un oscurecimiento de las hojas y una escasa floración.
Potasio (K): se encarga del transporte de nutrientes
Explicación: