• Asignatura: Historia
  • Autor: evelynricagnofernand
  • hace 5 años

¿cuando y en qué se bazo el poder derrocar al gobierno democrático?¿qué lugar creían ocupar los militares?​

Respuestas

Respuesta dada por: dcan60947
1

Respuesta:

ocupar el poder absoluto para convertir el estado en una potencia bélica

Explicación:

Respuesta dada por: axelbancayanvalladar
1

Respuesta:

Las fuerzas armadas peruanas han venido experimentado en los últimos años un

proceso de reforma institucional, cuyo diseño se ha asentado en dos elementos

fundamentales. En primer lugar, una evaluación de su desempeño durante las dos

últimas décadas, periodo en el que tuvieron que hacer frente a una importante

amenaza subversiva contra el Estado, incorporarse a la lucha antinarcóticos, enfrentar un conflicto bélico internacional focalizado con las fuerzas armadas del

Ecuador y, además, apoyaron políticamente al régimen autoritario que se instala

luego del autogolpe que realizara en 1992 el entonces presidente Alberto Fujimori.

En segundo lugar, la forma en que debe realizarse su inserción en la institucionalidad democrática que empezó a construirse luego de que el régimen fujimorista

se desmoronara, al sobrevenir una situación en la que se combinaron la recesión

económica, la anticonstitucional reelección presidencial del año 2000, la exposición de evidencias incuestionables de una red de corrupción organizada desde

el Estado, la movilización social antiautoritaria y la presión internacional.

Tomada la decisión de reformar a las instituciones armadas peruanas, se

debió considerar no sólo el nuevo panorama que plantea la seguridad nacional

en la actualidad, y los ajustes imprescindibles que deben adoptar para hacerlas

funcionales a los criterios democráticos, sino también la manera de revertir la

serie de resultados negativos provocados por el tipo de acciones en las que se

vieron involucradas durante los años previos, como la alta incidencia que tuvo

la corrupción entre sus mandos, la desestructuración organizativa debida a la influencia política que ejerció sobre ellas el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN),

bajo la conducción del asesor presidencial Vladimiro Montesinos, y las secuelas

generadas por una lucha antisubversiva que generó una alta victimización en la

población civil —especialmente en los sectores rurales más pobres— y que, a pesar

de los tenues avances realizados entre la última etapa del gobierno del presidente

Alejandro Toledo y el inicio del periodo gubernamental del presidente Alan

García, aún espera una decisiva política de reparaciones y, sobre todo, la debida

judicialización a los perpetradores de violaciones a los derechos humanos.

Explicación:

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