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«El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa»,2 concepción que lo aproxima a la filosofía cínica y que establece que el humor es, en el fondo, un tipo de catarsis o contraveneno espiritual que hace más soportable la existencia, como el arte. En su forma más pura recupera la ingenuidad infantil en contacto con un mundo complejo y hostil: es el humor de los payasos o humor blanco. En su forma más elaborada, requiere gran inteligencia y permite sobrellevar la realidad y la existencia social. El gran actor Edmund Kean, cuando estaba moribundo, comentó: "Morirse es fácil. La comedia es difícil".3
Y es específico en el hombre a causa sin duda de la evolución natural porque ayuda a sobrevivir en un entorno social. Porque el humor es social y al fin y al cabo, la risa es una actividad comunal que promueve la creación de vínculos, difumina un posible conflicto y alivia el estrés y la ansiedad, pero se transforma en otra cosa cuando el individuo la ejerce en soledad.4
El humorismo hace uso de la comicidad para derivar en una forma de entretenimiento y de comunicación humana, que tiene la intención de hacer que la gente se sienta mejor, incluso feliz, y ría. El humor alcanza, incluso, una forma de expresión en los animales; los etólogos señalan que el humor es ante todo un rictus que aparece en los labios de los primates y se muestra cuando estos se enfrentan a situaciones para ellos absurdas, irresolubles, inasumibles, dañosas o sencillamente incomprensibles: enseñar los dientes es una forma de desviar un impulso agresivo o de resumirlo mímicamente, un tipo de sublimación inteligente que sirve para evitar la violencia y el dolor. De ahí que enseñar los dientes o reír entre los humanos esté frecuentemente ligado a disociarse de acontecimientos que suscitan normalmente profunda inquietud y que muchas veces se asocie con la desgracia (humor negro). Incluso se habla a veces de la llamada risa nerviosa, como un acto fallido del inconsciente. Desde este punto de vista, el humor se constituye en un acto de purificación que permitiría evacuar esta violencia, nacida de la frustración y del sufrimiento.
El humor desempeña una función catártica semejante a la de las lágrimas, pero diferente en cuanto a que el humor supone una separación de y no una identificación con el objeto que es soporte del mismo, un desaprecio y no una compasión. De ello deriva también la curiosa relación sadomasoquista entre el humorista y su público, que se expresa en risa; el humorista se presenta muy frecuentemente ante sus oyentes como resentido y humillado. Por ejemplo, Delia Chiaro observa que, por lo general, "uno suele reírse siempre más de las mujeres que de los hombres, de la suegra que del suegro, del homosexual que del heterosexual. Y es muy común encontrar chistes sobre negros o discapacitados. Al final uno siempre se ríe de la periferia".5
El término humor se origina por la teoría de los cuatro humores del cuerpo de la medicina griega, cuyo equilibrio regulaba el estado de ánimo: la bilis, la flema, la sangre y la bilis negra o atra bilis. El carácter humorístico corresponde al humor sanguíneo, frente a la tristeza del carácter bilioso, la cólera del carácter atrabiliario y el pensamiento y estolidez del carácter flemático.
Caricatura del rey Victor Emmanuel II.
Existen diferentes tipos de humor adaptados a diferentes sensibilidades y grupos humanos. Por ejemplo los niños suelen reírse más de las caídas y tropiezos, mientras que no comprenden la sutileza de la sátira o de la ironía.
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