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En el mundo educativo es habitual encontrarse con numerosos estudios que describen situaciones escolares desde una teoría pedagógica determinada, son estudios externos "para la escuela". Otras veces se exponen experiencias aisladas de casos de profesores y alumnos en aulas concretas, que difícilmente rompen el marco subjetivo. Resulta más difícil encontrarse con estudios que se hagan desde y en la práctica escolar desde una reflexión teórica. El libro que reseñamos se acerca a este objetivo: exponer desde las creencias de los profesores una alternativa teórica y unas propuestas prácticas que permitan mejorar el aprendizaje de lo alumnos.
Palabras clave: Evaluación, creencias de los profesores, ideas de los alumnos, instrumentos de calificación.
La vida de las aulas y los centros difícilmente podemos señalarla como objetiva, pues lo que ocurre en ella es interpretada por los diferentes agentes implicados en la misma. La representación que se tiene de lo que allí ocurre (construida por profesores, alumnos, equipos directivos, padres y personal que tiene que ver con estas Instituciones Educativas), ni es homogénea en su conjunto, ni en cada una de los agentes implicados. Sin embargo, individual y grupalmente, por una parte guía las actuaciones de todos ellos de acuerdo con su responsabilidad y compromiso y, por otra, proyecta una imagen social de lo que allí ocurre nada desdeñable para el prestigio de las instituciones. Acceder a esas representaciones, construidas no solamente en los centros, sino en la historia personal y social de cada uno de los agentes y por todos ellos en su conjunto, es, sin ninguna duda, una dimensión a explorar por el alcance y la naturaleza de lo que se interpreta.1 Este libro es, en mi opinión, la representación que un grupo de docentes de secundaria tiene de su quehacer diario que han titulado "Evaluación y aprendizaje: una propuesta para mejorar el rendimiento escolar", y es desde esa perspectiva de "representación de la profesión", desde la que realizo esta recensión de este trabajo.
No es muy habitual encontrar propuestas de trabajo, de reflexión y mejora de algunas de las dimensiones que constituyen los procesos de enseñanza y de aprendizaje, realizadas desde la práctica educativa de las aulas, que fundamenten y delimiten tanto el ámbito en torno al cual pretende desarrollar su reflexión, como que sugieran, a la luz de dichos supuestos, pautas de acción de cómo puede llevarse a cabo.
En el sentido anterior, los autores tal y como el título de su trabajo expone, estudian la evaluación y el aprendizaje desde la perspectiva de docentes de secundaria, de profesores de secundaria que todos los días están en las aulas y que "en" ellas y "desde" ellas, hablan con compañeros, escriben para dar a conocer sus ideas y aplican cotidianamente aquello de lo que hablan y escriben. Es precisamente "ese hacer" el que modela lo que entienden por evaluación que, como no podía ser menos, lo incardinan en un marco mayor: los procesos de enseñanza y aprendizaje y dichos procesos los remiten a lo que denominan "modelo didáctico", que les permite comprender mejor tanto el objeto específico de su reflexión, como poder introducir otras dimensiones de la educación más amplias tales como los curricula oficiales, los libros de texto y, en general, las diferentes fuerzas que están modelando lo que ocurre en las aulas. El nivel siguiente de especificación lo sitúan en los dos agentes de los procesos educativos que conviven diariamente: profesorado y alumnado en el marco en el que se habla, decide y se justifica la evaluación el centro, el aula, los departamentos, los pasillos, la cafetería, etc. Más concretamente entienden al profesorado, lógicamente al profesorado que ellos llevan dentro, como preocupado "por enseñar mejor" y al alumnado con el que todos los días conviven, como preocupado por "aprobar con el mínimo esfuerzo".2
Creo, sinceramente, que al margen de las observaciones que lógicamente puede hacerse, representan una casuística muy específica, nada extraña y posiblemente pueda identificar un número significativo de docentes y discentes que se enfrentan críticamente, con el deseo de encontrar sentido a lo que hacen habitualmente en sus aulas y en sus centros, con el apoyo o la oposición de otros compañeros con los que, inelidublemente, les toca vivir y compartir la profesión.3
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