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La adquisición de hábitos de higiene saludables es fundamental para la salud y es necesario que, tanto en casa como en el colegio, seamos capaces de transmitir a los niños la importancia de los mismos. Con una buena higiene se evita que caigan enfermos en muchos casos y se fomenta el bienestar propio, así como las relaciones interpersonales.
1. Tener sus propios útiles de aseo personal
Este es el primer paso para acostumbrarle a mantener unos buenos hábitos de higiene. Desde que son muy pequeños los niños han de disponer de su propio cepillo y pasta de dientes, peine, su jabón o toallas, y sentirse responsable de ellos. Además de los que tiene en casa, es importante animarle a llevar una pequeña bolsa de aseo diario con un jabón o gel desinfectante, un cepillo y pasta de dientes, sobre todo si come en el colegio.
2. Lavarse las manos y las uñas
Las manos son uno de los vehículos más importantes de transmisión de infecciones, por lo que hay que poner mucha atención en que las tengan siempre limpias. Tienen que aprender a lavarse correctamente las manos con agua y jabón, sobre todo antes de manipular alimentos y comer, después de tocar animales, antes y después de ir al baño y, por supuesto, cada vez que estén sucias. Para las uñas, está la opción de usar un cepillo especial para niños, que tienen las cerdas más suaves. Por último, para completar, tienen el recurso de emplear un gel desinfectante, que pueden hacer ellos mismos con la ayuda de un adulto, y llevarlo siempre en su bolsa de aseo.
3. Tomar una ducha o baño diario
Si la hora del baño se convierte en algo divertido, no será difícil establecer una rutina. A medida que van creciendo, hay que enseñarles cómo lavarse bien cada parte de su cuerpo para que vayan adquiriendo autonomía. Es preferible que el baño sea por la noche y a la misma hora, antes de la cena.
4. Limpiarse bien los pies
En verano los niños pasan mucho tiempo descalzos. Cuando llega el frío, sus pies siempre están ‘encerrados’ en unos zapatos. Por eso, hay más riesgo de que entren en contacto con gérmenes u hongos. Esta es una buena manera de explicar a los niños la razón por la que los pies huelen un poco mal. Y que, por eso mismo, todo el año precisan una higiene a fondo.
Después de enseñarles a lavarlos bien por todas partes, la planta, el empeine y entre los dedos, es esencial que les trasmitamos la importancia de secarlos a conciencia. En la humedad, ya se sabe, proliferan los microorganismos. En verano, además, hay que tener especial cuidado en la piscina, para evitar la aparición de hongos.
5. Cuidar correctamente el cabello
No es necesario lavarse el pelo cada día, pero sí llevarlo aseado. Para ello, se debe enseñar a los niños a cepillarse el pelo a diario y, si lo tienen largo, a peinárselo. Cuando tengan edad de empezar a lavárselo solos, han de aprender a enjabonarlo y, sobre todo, aclararlo adecuadamente para que no les queden restos de jabón. Habrá que estar pendiente de ellos durante algún tiempo y supervisar que se han lavado el pelo de forma adecuada, pero acabarán haciéndolo correctamente por sí mismos.
6. La higiene de las orejas y los oídos
La mejor manera de mantener aseada esta parte del cuerpo es aprovechar después de un baño que incluya lavado de cabeza. A la hora de secarse, hay que repasar bien las orejas con una toalla, por detrás y entre los pliegues. Podemos secar el oído también, con cuidado. Pero nunca debemos introducir ni bastoncillos ni ningún otro objeto en el pabellón auditivo. Y mucho menos dejar que lo hagan ellos solos. Esto es algo que desaconsejan todos los médicos. Porque, aparte de que corremos el riesgo de introducir el cerumen más hacia el fondo, podemos producir daños.
7. Sonarse la nariz
Los catarros, alergias y resfriados producen mucosidad, y su exceso puede obstruir las fosas nasales y dificultar la respiración. Para eliminar el moco, hay que enseñar a los niños a sonarse la nariz. Es necesario llevar siempre pañuelos limpios y evitar tocarse la nariz con las manos sucias.
8. Cortarse las uñas
El mejor consejo es que los niños mantengan las uñas cortas, porque cuando están largas, hay más espacio para la acumulación de bacterias. Y ya sabemos que las manos van con frecuencia a los ojos y a la boca. Además, así evitaremos q tengan la tentación de mordérselas, lo que aumentaría el riesgo de infecciones.
Cuando son pequeños, lógicamente, debe encargarse un adulto. Podemos aprovechar el momento del baño, en el que suelen estar entretenidos y a gusto. Además, así lo vincularán con una rutina más de la higiene personal. Lo ideal es hacerlo justo después; de este modo sus uñas estarán más blanditas.
Las de las manos deben cortarse haciendo una pequeña curva. En las de los pies, en cambio, el corte tiene que ser recto, para evitar que se claven a los lados al crecer. Por último, debemos hacer hincapié en que nunca se tiren de un pellejito o padrastro. Puede resultar muy doloroso y se harían una herida, con riesgo de infección.
Anónimo:
te metiste con la persona uivocada ahora me vengare xddd
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