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En todo el mundo, hoy se hace mucho hincapié en la igualdad de género, pero nada se compara con las dificultades que enfrentan las mujeres de los países en desarrollo. Esta es una prioridad que debemos tomar seriamente: reconocer que las mujeres constituyen el 50 % de la población y que su bienestar es fundamental.
Una de las formas más extendidas de discriminación por motivos de género es el tratamiento desigual de mujeres y hombres que se observa en la legislación , pero aún no hemos podido tener un panorama completo de la relativa gravedad, la evolución y el impacto de esta diferenciación en todo el mundo. Como parte de nuestro esfuerzo por cerrar esa brecha, el estudio Mujer, empresa y el derecho (i) ofrecerá una base de datos (PDF en inglés) ampliada que abarca 190 economías a lo largo de 50 años. Su objetivo es registrar desigualdades en las leyes en lo que respecta al acceso de las mujeres al empleo y a la actividad empresarial.
En un documento de trabajo reciente del Banco Mundial titulado Gendered Laws, (i) utilizamos esta base de datos para comparar economías en las que las mujeres poseen los mismos derechos jurídicos que los hombres con otras en donde la brecha es grande. Uno de los objetivos de esta investigación es comprender mejor el modo en que la discriminación de las leyes por razones de género incide en las oportunidades económicas de las mujeres.
Es cierto que cada vez hay más investigaciones que indican que abordar las desigualdades jurídicas es importante para el empoderamiento económico de las mujeres. Sin embargo, los primeros datos empíricos generalmente se limitaban a un pequeño conjunto de países dentro de las economías desarrolladas, en un punto temporal específico. Esta base de datos ampliada de Mujer, empresa y el derecho ofrece la oportunidad de comprobar si esas observaciones se mantienen cuando se amplía la escala y se consideran períodos extendidos.
En nuestro informe analizamos si al mejorar el tratamiento jurídico de las mujeres se han observado resultados más equitativos en el mercado laboral. Las estimaciones del panel basadas en los datos de Mujer, empresa y el derecho muestran varias correlaciones alentadoras: nivelar las condiciones jurídicas entre hombres y mujeres se asocia con una mayor participación de las mujeres en la fuerza laboral, una reducción de la brecha salarial entre los dos sexos y una menor segregación ocupacional.
Lo más difícil es medir el efecto causal de la reforma jurídica. Mediante el uso de técnicas econométricas adecuadas, establecemos que la primera correlación puede interpretarse como una relación causal. Observamos que, si las leyes son más equitativas, aumenta la participación de la mujer en la fuerza laboral, aunque el efecto directo de las reformas jurídicas sea pequeño; esto indica que en este cambio intervienen también otros factores.
Este resultado no llama la atención, ya que la discriminación en el ámbito jurídico es solo una de las muchas fuentes de desigualdad de género. La aprobación de leyes más apropiadas no garantiza que estas se cumplan, especialmente en países con normas sociales que impiden que las mujeres participen en la economía formal.
No obstante, las leyes son importantes porque se pueden hacer cumplir a corto plazo, a diferencia de las normas y las actitudes, que tardan más tiempo en modificarse. La observación de un efecto causal de las reformas jurídicas sobre la participación femenina en la fuerza laboral indica que las leyes pueden conducir a un cambio positivo. Y vale la pena destacar otro resultado del informe: luego de la sanción, el efecto de las reformas jurídicas se incrementa con el paso del tiempo.
Alcanzar la igualdad de género no es un proceso a corto plazo. Requiere una firme voluntad política y un esfuerzo concertado de los Gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones internacionales, entre otros, pero las reformas jurídicas pueden tener una función de base como primer paso importante.
En la edición 2020 de Mujer, empresa y el derecho se muestra que en los últimos dos años, 40 economías sancionaron 62 reformas jurídicas en total, pero el panorama varía ampliamente de una región a otra : los puntajes van de 49,6 en Oriente Medio y Norte de África a 94,6 en los países de ingreso alto miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en una escala de 0 a 100. A nivel mundial, las mujeres siguen teniendo solo tres cuartas partes de los derechos de los hombres en las esferas medidas.
Confiamos en que la base de datos de Mujer, empresa y el derecho servirá de referencia para las investigaciones de los próximos años. Una vez que tengamos una imagen más amplia de la discriminación mundial de jure, podremos vincularla a medidas de discriminación de facto e investigar qué políticas e intervenciones son las más adecuadas para empoderar a las mujeres y permitirles tomar las mejores decisiones económicas para ellas, sus familias y sus comunidades.