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Uno de los primeros desafios que enfrenta el ser humano es el de comunicarse. Desde el vientre materno también se va gestando esta habilidad. Luego, cuando el bebé nació, comienza a balbucear las primeras palabras, a gesticular para expresar sus necesidades y emociones como el deseo, el sufrimiento, la alegría, el bienestar. La comunicación facilita el progreso y desarrollo del ser humano y es parte esencial de su naturaleza.
La comunicación con el entorno social y escolar influye en la formación del concepto que el estudiante tiene de sí mismo. Y ese autoconcepto afectará su rendimiento escolar. Una buena comunicación y una sana autoestima fomentan la dignidad de ser humano, mejoran la calidad de la educación de vida y son herramientas valiosas para enfrentar distintas situaciones. La familia, la escuela y la sociedad colaboran en la formación de la imagen que todo individuo se forma de sí mismo. La familia, en la etapa escolar, debe ser capaz de comunicarse asertivamente con cada integrante y entregar actitudes positivas de apoyo y ayuda a sus hijos, a fin de lograr un buen desempeño escolar y un adecuado autoconcepto y aceptación propia. Otro agente importante para el alumno es la escuela, donde el autoconcepto, definido como el concepto de sí mismo en la dimensión académica, se ve afectado en escolares con reiterados fracasos, los que tienden a dudar de su competencia y de su capacidad para salir de la situación negativa en la que se encuentran; sus relaciones e interacciones con los demás (profesores y compañeros de curso) también se ven afectadas.
En definitiva, la comunicación como proceso de aprendizaje es fundamental y la comunicación que logre el docente con el estudiante fomentará, reforzará o reconstruirá el autoconcepto que tenga de sí mismo, originando la base de un futuro exitoso o frustrante en su vida estudiantil y personal. El estímulo que reciban los educandos en la escuela será decisivo en el desarrollo de todas sus facultades. Por ese motivo, cuando los docentes asumimos el rol de ser educadores, nos es necesario comprender que debemos aprender a comunicarnos y entender que las palabras tienen poder.
Quisiera concluir este artículo con una reflexión que el sabio Salomón dejó escrita en Proverbios 18:21, respecto al poder de las palabras:
“La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”
Que el Señor nos ayude a recordar estas sabias palabras.