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La blasfemia está entre los pecados que los cristianos consideran más repugnantes y censurables. A través de la historia muchos cristianos y de otras religiones han sido castigados, aun con la muerte, por habérseles acusado de blasfemia. Para los judíos era también un gran pecado que acarreaba la muerte. A veces se evitaba la muerte si el blasfemo se retractaba. El Sumo Sacerdote que presidió en el juicio contra Jesús utilizó la acusación de blasfemia para conseguir que se le condenara a muerte. Para muchos la blasfemia es un pecado imperdonable; después de todo, hay pasajes muy claros acerca de eso. Por ejemplo, los que declaran que la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada (Mateo 12:31; Marcos 3:29; Lucas 12:10). Sin embargo, la mayoría de los cristianos no tiene una clara comprensión de lo que es blasfemar de acuerdo a las Escrituras.