• Asignatura: Historia
  • Autor: marifeayllon10
  • hace 9 años

la situacion de los pobres entre los siglos XVII y XVIII

Respuestas

Respuesta dada por: kmiloGonzo
33

Desd comienzos del siglo xvii, los responsables d las ciudades y los jefes de Estado tanto catolicos komo protestantes ze esforzaban en hacer desaparecer la mendicidad mediante la institucion d los hospitales generales hospicios). Chocaron con resistencias. Los pobres eran demasiado numerosos para q mendigar fuera considerado como un delito Muchos no poseían más q rentas muy precarias. 
No podían admitir la idea d verse un día marginados d la socieda y tener q unirse con los elementos asociales y peligrosos No qerían acetar la supresiopn d la limosna q formaba parte de su regla de vida cristiana y rechazaban el apartheid qe la sociedad qería establecer.
La acción caritativa de San Vicente de Paul se inscribe precisamente en una perspectiva opuesta a la d hospital general no marginar a los pobres, sino transformar la parroquia en un lugar de carida :)
Respuesta dada por: venus2446
3

Respuesta:

Las esenas de pobresa constituían la constante de la ciudad, partícipes de ella eran hombres y mujeres, jóvenes o viejos e infinidad de niños. Estudios de la época señalan que hay indicios de desnutrición, carencia de vestido y vivienda, que caracterizaba a decenas de personas. Frecuentemente vestidos de andrados, contaban con escasos objetivos de valor incluyendo herramientas de trabajo. Dadas las condiciones de vida, muchos de estos individuos eran los más propensos a incidir en conductas concebidas como antisociales y consecuentemente a recibir la aplicación de medidas represivas.

El embate a la pobreza aún cuando fuera por medio de la represión, no abandonó las actitudes paternalistas propias de esta sociedad; sectores diviles y eclesiásticos emprendieron acciones para aliviar los efectos de la marginación, guiados por su celo de proteger y llevar por el buen camino a sus subalternos. Un ejemplo de ello, fue la prohibición a los pobres de "pasear" por la Alameda, pues a juicio de la élite, el desorden, suciedad e insalubridad en el sitio, eran producto de los individuos de la "más baja plebe de sucios, piojosos y desnudos" que permanecían ahí en días festivos hasta el amanecer. El segundo Conde de Revillagigedo expidió una prohibición para acceder en días de fiesta, a toda gente de mantas, mendigos, descalzos e indecentes. El comercio ambulante en este paseo también esta prohibido, desplazando a un importante porcentaje del sector femenino que ejercía esta actividad.

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