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Respuesta:
Dios había nombrado a los israelitas para ser su pueblo especial. Las responsabilidades del primer pacto incluían demostrar la gracia de Dios a los pueblos y países vecinos: un acto de mayordomía. Lamentablemente, defraudaron a Dios. Su costumbre fue adoptar las prácticas y pecados paganos de sus vecinos. No estuvieron dispuestos a arrepentirse. Cerca del momento en que Dios puso a Israel en cautividad babilónica por setenta años, el Señor le pidió al profeta Oseas que ilustrara la naturaleza detestable del pecado. Oseas tenía que casarse con Gomer, una prostituta, y su libro se tornó un reflejo de la infidelidad en ese matrimonio. El pecado de Israel reflejó el pacto quebrantado del pecado de Adán.
Israel recibió una advertencia más por medio del profeta Isaías (Isaías 22:14-18). Isaías registra a Dios diciendo que no se habían expiado los pecados de Israel. En el versículo 17, Dios planea “arrojarlos” lejos. El pecado de Israel era tan aborrecible que Dios dispersaría completamente a los israelitas. En particular Sebna, el mayordomo del palacio: él estaba en una posición de responsabilidad y liderazgo, pero sus elecciones egocéntricas desagradaron a Dios; el modo en que Dios lidió con sus acciones ilustró cómo castigaría los pecados de Israel.
Luego de la creación del mundo, Adán y Eva recibieron la responsabilidad de cuidar de todo lo que Dios había hecho. A lo largo del tiempo, Dios siempre ha tenido a su pueblo escogido que lo represente en este mundo pecaminoso. Los cristianos seguimos teniendo la responsabilidad de representar a Dios. Como mayordomos, no solo somos responsables por los aspectos materiales de este mundo, sino también por compartir verdades espirituales. La Biblia nos recuerda que deberíamos usar los recursos que Dios proveyó para ayudar a las personas que nos rodean, no solo con cosas materiales, sino también en lo espiritual.
Los agnósticos y los ateos, generalmente, argumentan que las historias del Antiguo Testamento son mitos. Puede parecer que el mensaje dado a los israelitas es obsoleto, ya que tiene más de 2.000 años. A veces, los cristianos argumentan que solo deberíamos seguir los principios del Nuevo Testamento que Jesús nos dio. Nuestro mundo se está volviendo cada vez más politeísta, y estar familiarizados con los principios de Dios en toda la Biblia puede ayudarnos a responder preguntas mientras asistimos a las personas para que experimenten la espiritualidad de Dios como una obligación de la mayordomía