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La ironía, en fin -procedimiento intratextual que a veces se alía como hemos visto supra con la intertextualidad de la parodia de las Sagradas Escrituras3- es el tono constante de la introducción toda. Sus objetivos fundamentales son: 1) Denunciar el abuso de poder y el autoritarismo fanático, irracional, de la Iglesia («Y como la Iglesia tiene, ab initio y por delegación directa de Dios, el imperio inmaterial sobre las conciencias y estómagos, que en manera alguna pertenecen al individuo…»). El carácter brutal y retrógrado del mandamiento («oscurantista») se destaca aún más por la contraposición con el criterio científico («Algunos médicos opinaron que, si la carencia de carne continuaba, medio pueblo caería en síncope por estar los estómagos