Respuestas
Respuesta: Como sabéis, el planeta, nuestra casa común, está en una situación muy grave. Los seres humanos llevamos demasiado tiempo maltratándolo. En el libro del Génesis, el primer libro de la Biblia, Dios dice al hombre y la mujer: "Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla". Una interpretación equivocada de este mandato hizo creer a las personas que podían hacer lo que quisieran con la tierra, porque podía darnos todos sus dones sin límite. Sin embargo, cuando Dios creador entregó al ser humano el mundo, le pidió que lo cuidara y que recreara lo que le había sido dado.
Cuidar la casa común es una obligación porque de este cuidado depende su supervivencia, la supervivencia de los seres vivos y nuestra propia supervivencia.
Todo lo que nos rodea y nos permite vivir: el aire, el sol, el agua, las plantas, los animales... tienen en sí mismos valor, todos nos hablan de Dios, son una caricia de Dios. Nada de lo que podemos ver en la Creación sobra. Por eso es tan importante cuidar de cada ser y por supuesto de cada persona como a preciosos tesoros, que no podemos maltratar, ignorar o descartar. Muchas veces vemos anuncios o escuchamos a alguien que nos hacen pensar que no hace falta cuidar el mundo que nos rodea ni a las personas; que las cosas son de usar y tirar y los demás, también. Eso es lo que el Papa llama vivir una cultura del descarte en vez de una cultura del cuidado. Y eso se ve más claro todavía en nuestra relación con los más empobrecidos, con los excluidos. Ellos son los que más sufren las consecuencias de la destrucción de la tierra. Los desastres, las inundaciones, la pérdida de biodiversidad, las sequías, el cambio climático, afectan a las poblaciones más débiles y desprotegidas mucho más que a las demás.
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