• Asignatura: Historia
  • Autor: familimartnez
  • hace 6 años

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Antecedentes. En el siglo XX la Ciudad de México vivió su mayor desastre natural en seis siglos de historia. Era el amanecer del 19 de septiembre de 1985, miles de habitantes de una de las urbes más pobladas del mundo se disponían a iniciar sus actividades cotidianas: muchas personas se dirigían a sus trabajos o llevaban a sus hijos a la escuela.
Origen. En esos momentos, en las costas del océano Pacífico, en Lázaro Cárdenas, Michoacán, en la desembocadura del río Balsas, el subsuelo registraba un intenso movimiento telúrico oscilatorio y trepidatorio. Dos minutos después la onda expansiva llegaba al Distrito Federal con una enorme liberación de energía. Cientos de edificios, localizados sobre todo en el centro histórico de la ciudad, se desplomaron, causando miles de víctimas. Poco preparado para enfrentar una circunstancia de esta magnitud, el gobierno de la República desplegó un operativo de seguridad y control en las calles de la ciudad pero quedó rebasado por los hechos de esa jornada y del día siguiente, el 20 de septiembre, cuando a las 19:39 se presentó una réplica del primer movimiento. 30,000 edificios quedaron destruidos en su totalidad: el suministro de agua, energía eléctrica y gas resultó afectado, y era urgente rescatar a los probables sobrevivientes entre los escombros de grandes estructuras habitacionales como el Multifamiliar Juárez de la colonia Roma o el edificio Nuevo León en la Unidad Habitacional Tlatelolco.
Consecuencias. En aquellos años el gobierno ejercía un control muy estricto sobre los medios de comunicación y eso impidió contar con cifras exactas sobre las víctimas. Sin embargo, los grupos de ayuda humanitaria llegados del extranjero aseguraron que murieron más de 10,000 personas. El sismo derrumbó construcciones características del paisaje urbano de la capital como el Hospital Juárez, el hospital General y el Centro Médico Nacional. El hotel Regis y el hotel Del Prado, que estaban ubicados en avenida Juárez, sufrieron daños estructurales, así como la central de la empresa Televisa en avenida Chapultepec, y cientos de casas habitación en las colonias Centro, Roma y Juárez. Miles de edificaciones más (se calcula que unas 80,000) registraron daños parciales y muchas tuvieron que ser demolidas en los años siguientes. El desastre de aquellos días ocurrió por la combinación del fenómeno natural con una serie de factores sociales, como la sobrepoblación de la metrópoli, la construcción de edificios sin las normas de seguridad adecuadas y una endeble estrategia gubernamental de respuesta para casos de emergencia.
Fue tan insuficiente que la población común salió a las calles para auxiliar a las víctimas y tomar el control de la situación Así ocurrieron episodios emotivos y heroicos, como el rescate de varios recién nacidos en las ruinas del hospital Juárez. En estos difíciles momentos la sociedad civil cobró conciencia de su poder de acción, una certeza que con el tiempo daría origen a la democratización política del país. Las personas comunes de una sociedad que hasta entonces parecía indiferente improvisaron líneas de acción de gran utilidad en aquellos momentos prestaron sus vehículos para el traslado de heridos, realizaron acopio de medicamentos, alimentos y agua potable, organizaron brigadas de rescate y ayudaron a establecer
alojamientos provisionales para los damnificados. Diversos países fueron sensibles a la tragedia de México y apoyaron a los damnificados con grupos de rescate y recursos materiales. El desastre provocado por el terremoto del 19 de septiembre prolongó sus consecuencias varios meses. Durante largos periodos en jardines y terrenos públicos quedaron establecidos los campamentos de damnificados porque había un grave déficit de vivienda en la ciudad. Restablecer una adecuada red de servicios urbanos tomó varios años de esfuerzo y cuantiosas inversiones. Del sismo surgieron distintos movimientos sociales que buscaron reivindicar los derechos de las víctimas y poner en evidencia las condiciones de explotación en que trabajaban muchos de los obreros, como el caso de las 300 costureras muertas en los talleres de maquila de ropa en San Antonio Abad.
A casi 23 años de los hechos, con todo y su elevado precio, la lección del terremoto no se ha aprovechado en su justa medida. Aún se construyen edificios que no respetan las normas de seguridad y la densidad poblacional de la Ciudad de México es cada vez mayor. Aunque ha habido avances como los sistemas de alerta temprana, los especialistas en desastres aseguran que, de ocurrir otro sismo de la misma intensidad, el saldo sería tan grave como el de 1985, porque confluye el riesgo natural de la actividad telúrica con la vulnerabilidad de los factores humanos.

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Respuestas

Respuesta dada por: nuviam187
4

Respuesta:

si

Explicación:

si me explicasar mejor

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