¿que datos aporta sobre la historia de la contaminación atmosférica en la ciudad de Santiago de Chile?¿cuáles son sus causas?

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Respuesta dada por: Anónimo
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Si bien el fenómeno de la contaminación atmosférica en Santiago data de la época colonial, ha sido en los últimos cincuenta años que la relación entre ciudad y polución ha derivado en un asunto endémico e inherente a ella.

Los factores que han determinado que la contaminación atmosférica se asiente en Santiago como parte estable de su paisaje se pueden agrupar en dos categorías: los naturales y los antrópicos. Entre los primeros, el más relevantes es la ubicación geográfica de la capital; ciudad emplazada en la cuenca de superficie plana del río Maipo que, encerrada por cordones montañosos de altitud relevante, impiden una circulación fluida de las partículas contaminantes, lo que se potencia aún más en invierno debido a la debilidad del sistema de vientos durante esta estación. Al mismo tiempo, la suciedad del aire también está vinculada a la inversión térmica, que tiene directa relación con las bajas temperaturas y el calentamiento de la superficie. Entre los factores que son responsabilidad directa del hombre están el crecimiento explosivo de la ciudad y el desarrollo del transporte público y urbano en general.

En el ámbito de la evolución del problema, es posible estimar que la contaminación atmosférica en Santiago estuvo presente desde el tiempo de la Colonia, insertándose en el ámbito de la sanidad e higiene pública. Así lo manifiestan crónicas que hablan de la suciedad del aire de la capital, muchas veces asociada al humo de las chimeneas, fogatas, quemazones, incendios, basurales y polvo en suspensión. Sin embargo, estos eran episodios aislados y de una magnitud diferente a la que se impone con la modernidad. En efecto, recién durante la primera mitad del siglo XX, diversos especialistas se preocuparon directamente de la temática e investigaron sobre los problemas vinculados a la contaminación atmosférica. Así, por ejemplo, se constató que el crecimiento poblacional, con un incremento de más de un 100% entre 1940 y 1960, y la extensión del área urbana de la ciudad, afectaba directamente en el aumento de partículas contaminantes en la capital. No obstante aquello, fue en la segunda mitad del siglo donde se convirtió en un asunto de preocupación permanente, se desarrolló una progresiva conciencia y se diseñaron políticas públicas para enfrentar los problemas de la contaminación atmosférica.

A principios de la década de los setenta, los efectos de la contaminación sobre Santiago se agudizaron, llegándose incluso a hablar de "urbanicidio". A pesar de la creación legal de la Comisión Nacional de Descontaminación Ambiental en 1970, una serie de mediciones efectuadas entre 1977 y 1980 determinaron que el smog superaba hasta cuatro veces los límites permisibles. En este contexto, la década del ochenta resultó clave y decisiva en la materia, ya que, al no mitigarse el problema de manera estructural, se alcanzaron los niveles históricos de contaminación más altos en Santiago. Esto se debió a que, si bien a través de la Constitución de 1980 se reconoció el derecho de todo ciudadano a gozar de un medioambiente libre de contaminación, por otra parte, se liberalizó el suelo y el transporte urbano, lo que repercutió directamente en los elevados índices de contaminación. Producto de esta agudización del problema, a fines de esta década aumentó considerablemente la presencia del tema en los medios de comunicación y la ciudadanía adquirió una mayor conciencia del asunto.

En la década del noventa la presión mediática y de la opinión pública, llevó a que la protección del ambiente y sus recursos formaran parte de los programas y políticas de gobierno de modo permanente. Un reflejo concreto de aquello fue la promulgación, en 1994, de la Ley N° 19.300 o Ley de Bases del Medio Ambiente, creándose de ese modo una institucionalidad ambiental inexistente hasta la fecha. Una serie de medidas ligadas a este nuevo cuerpo legal buscaron amortiguar los efectos de la contaminación. Entre ellas, es posible destacar la declaración de Santiago como Zona Saturada (1996) con lo que estableció que la capital estaba sobrepasada por cuatro contaminantes atmosféricos: ozono (O3), material particulado respirable (PM10), partículas en suspensión (PTS) y monóxido de carbono (CO). Además ese mismo año, se formó la Comisión Especial de Descontaminación de la Región Metropolitana la que elaboró, en 1997, el Plan prevención y descontaminación atmosférica para la Región Metropolitana (PPDA) y en el año 2000, el Plan de Transporte Urbano de Santiago (PTUS).

Si bien con estas y otras acciones, los niveles de contaminación atmosférica en la capital disminuyeron de modo notable, pasando de 37 pre-emergencias (días en los que el material particular excede los 240 miligramos por metro cúbico) en 1997 a sólo dos el año 2004, el problema está directamente relacionado con el modo de vida moderno, consecuencia de lo cual, en los últimos años, los niveles han vuelto a ascender.

Respuesta dada por: monicadelacruzquezad
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Respuesta:

El aumento en la demanda de energía en las áreas urbanas, causado por la actividad industrial, el uso de vehículos (tamaño del parque automotriz), las calefacciones y otras actividades humanas, favorecen el aumento de la contaminación ambiental, causada por las emisiones de material particulado de diferentes tamaños y de gases como el Dióxido de Carbono (CO2), Óxidos de Nitrógeno (NOJ, Dióxido de Asufre (SO2) y Ozono (O3), además de Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), entre muchos otros. El ozono troposférico es un contaminante secundario que consiste en una transformación fotoquímica de los NOx bajo condiciones de alta insolación, por lo que sus altas concentraciones se localizan especialmente en ciudades de latitudes subtroplicales donde predominan las altas presiones y los cielos despejados. La Isla de Calor Urbano genera un tiro convectivo (ascenso de aire cálido) sobre las áreas más densamente urbanizadas de la ciudad, originando zonas de bajas presiones atmosféricas relativas, que controlan la circulación local de aire proveniente de áreas más frías como la periferia rural. Con ello, se produce un desplazamiento de masas de aire contaminado, que pueden arribar a otros sectores de la ciudad o a áreas rurales situadas a decenas de kilómetros de ésta, contaminando lugares que carecen de fuentes fijas o móviles en su cercanía (Crutzen, 2004; Oke, 1987).

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