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hay que quitárselo con el método de «cáscara de plátano», es decir, cogiendo de la parte interior del traje, de las calzas o de los guantes y enrollando hacia fuera para no tocar la parte exterior que es la que puede contener el virus. Nuestra compañera Érika Montañés asegura que «lo peor es el calor que se padece dentro» (en torno a unos 40-50 grados, hasta llegar a padecer un «estrés térmico»), si bien entiende que con el entrenamiento «vas viendo que no tocas la parte amarilla al desvestirte» y adquieres aprendizaje para hacerlo cada vez mejor. Además, la periodista confiesa también que «su primer instinto ha sido el de tocarse la cara» al ir a retirar las partes de la mascarilla o las gafas que fue lo que, presumiblemente, le sucedió a la auxiliar de enfermería Teresa Romero .