Respuestas
Emisor: el que emite el mensaje.
Receptor: el que lo recibe.
Mensaje: información que se transmite.
Código: sistema de signos que conocen tanto el emisor como el receptor.
Canal: medio físico por el que se transmite el mensaje.
Contexto: situación compleja en la que se transmite el mensaje y en la que se hayan tanto el emisor como el receptor.
Podemos aplicar este esquema al teatro, y nos daremos cuenta de que se trata de un acto de comunicación muy complejo.
Comenzamos por el emisor. En teatro son múltiples, no uno solamente. El primero de todos sería el dramaturgo que escribe la obra dramática, preparada para que sirva de base a una representación teatral. Si el texto dramático es una creación colectiva, como ocurre a veces en grupos independientes, entonces este primer emisor estaría compuesto por varias personas también. Esa obra ya de por sí es un mensaje complejo, donde se representan emisores y receptores múltiples, que serían los personajes que aparecen en el diálogo, más las indicaciones del autor para la representación, todo ello expresado en un código lingüístico determinado, el de la lengua en que esté elaborado el texto. A continuación, nos encontramos con un segundo emisor, que sería el director de escena que pretende representarla, el cual coordina y organiza según un plan personal o colectivo, de carácter creativo, a una serie de emisores. Los actores son los encargados de transmitir los mensajes en varios códigos: lingüístico, cinésico, espacial y gestual. Actúan como emisores y receptores alternativos entre ellos, y como emisores respecto al público. Aún se suman otros emisores, que serían los diferentes artistas que producen mensajes de carácter icónico, como los diseñadores de vestuario y los escenógrafos, además de los diseñadores de luz, que aportan también significados en códigos específicos. Por lo tanto tenemos, un mensaje complejo, expresado en varios códigos, por un grupo de emisores, dirigidos todos por un emisor principal, el director de escena, que a su vez trata de transmitir un mensaje original producido por un dramaturgo.
El receptor es también múltiple, pues se trata del público. Este receptor domina colectivamente el código lingüístico, pero no en la misma medida, es decir, no para todos por igual, los diferentes códigos en que el mensaje se expresa, pues sólo algunos conocedores interpretarán todos los signos que se ofrecen del mismo modo. Generalmente, en el mismo acto de la comunicación no se produce reciprocidad, es decir, el receptor no responde al mensaje de los diferentes emisores; alguna rara vez el público como receptor puede convertirse en emisor directamente. Lo cual no quiere decir que sea un receptor pasivo por completo; tiene también su propio código de expresión durante la emisión y recepción del mensaje, con sus aplausos, sus risas o sus silencios.
Los códigos, ya se ha dicho, son variados, y pueden predominar unos sobre otros. Visual, lumínico, gestual, cinésico, lingüístico, musical, son códigos que pueden aparecer y ser predominantes en una representación teatral, pero que suelen combinarse según jerarquías y cualidades de una manera armoniosa.
Naturalmente, los canales de comunicación son de dos tipos: visuales y auditivos, ondas sonoras y luz.
Los contextos pueden variar considerablemente y marcarán ante qué tipo de teatro nos encontramos.
De este sencillo análisis confirmamos lo dicho anteriormente, que el teatro es un caso de comunicación complejo donde los elementos principales se multiplican. Un análisis más profundo puede dar mayor complejidad a este tipo de comunicación, pero lo principal se resume en lo dicho anteriormente.