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1 Cuida tu alimentación
Ya lo hemos visto en artículos como “Los beneficiosos efectos en la salud de una dieta equilibrada: “somos lo que comemos”.
Y es que, alimentarnos forma adecuada tiene un gran impacto en nuestra calidad de vida: significa aportar a nuestro organismo todos los nutrientes que necesita para su funcionamiento óptimo y, además, nos ayuda a mantenernos en nuestro peso, lo que reduce el riesgo de enfermedades como la obesidad, y los riesgos asociados a ella como enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 o el colesterol alto.
Toma nota de estos sencillos hábitos que te ayudarán a comer saludable:
Haz de la variedad de frutas, vegetales y granos integrales, la base de tu alimentación. Recuerda que es recomendable consumir 5 porciones de frutas y verduras al día. Es posible hacerlo con recetas innovadoras y sencillas que hagan de la comida sana algo rico y divertido.
Come siempre a las mismas horas. Sabemos que hoy en día esto puede resultar complicado debido a nuestro ritmo de vida, pero es conveniente que te esfuerces en conseguirlo. Saltarse una comida suele crear un efecto yo-yo, provocando que se consuma mucho más alimento del necesario en la siguiente comida.
Desayuna todos los días: tiene que ver con el punto anterior. El desayuno aporta a nuestro organismo la energía que necesita para estar activo durante la mañana y, además, ayuda a prevenir que se ingieran alimentos en exceso a lo largo del día.
Evita picotear entre horas y, si lo haces, elige snacks saludables, como los frutos secos sin freír o una pieza de fruta que además de saciarte, aportan nutrientes esenciales para tu organismo.
Reduce el consumo de sal y de azúcar: ambas sustancias se encuentran en exceso en los alimentos ultraprocesados, así que evítalos, pues incrementan de forma considerable el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Mantén tu organismo hidratado: se recomienda beber diariamente dos litros de agua. Beber agua te ayuda a eliminar toxinas, ayuda en la digestión y evita el estreñimiento. Un consejo que puede serte útil es añadir a tu botella de agua unas rodajas de pepino o limón, que darán sabor al agua y te hará más fácil beberla.
Sustituye las grasas trans y saturadas por las poliinsaturadas: minimiza el consumo de ultraprocesados, que son ricos en las primeras, y opta por alimentos con grasas poliinsaturadas como el salmón, los aceites vegetales, las nueces o algunos tipos de semilla.
2 Con el alcohol, ¡ten cuidado!
¿Sabes que el alcohol causa cada año 3 millones de muertes en todo el mundo? Esta cifra, recogida en informes de la OMS, da fe de los efectos tan nocivos que tiene el abuso de esta sustancia que, además, está asociada a más de 200 patologías y al desarrollo de trastornos mentales y del comportamiento.
Si consumes alcohol, lo mejor es hacerlo de forma moderada, es decir, no tomes más de una unidad diaria si eres mujer adulta o varón mayor de 65 años, o más de dos si eres hombre adulto menor de 65 años. Una unidad de bebida equivale a un vaso de cerveza de tamaño medio o a una copa de vino.
3 Deja de fumar
El tabaquismo está vinculado a numerosas patologías, desde las cataratas oculares hasta el cáncer, cuyo riesgo se dobla en quienes tienen este hábito, y llega a cuadruplicarse en los fumadores empedernidos.
Además, es responsable de más del 90% de muertes por enfermedades de obstrucción pulmonar crónica y aumenta el riesgo cardiopatías y problemas cerebrovasculares.
Si fumas, debes ser consciente de que, además de estar dañando gravemente tu salud, también estás perjudicando la de los que te rodean, pues inhalan el humo de los cigarrillos y todas sus sustancias tóxicas de forma pasiva.
Dejar de fumar es siempre una buena decisión para tu salud y la de los tuyos. ¿Sabías que…?
Tras 20 minutos sin fumar disminuye la presión arterial.
Después de 12 horas el monóxido de carbono en sangre alcanza un nivel normal.
A los 3 meses mejora la circulación de la sangre y la capacidad pulmonar.
A los 9 meses disminuye el riesgo de infecciones, la sensación de falta de aire y la tos.
Al año, el riesgo de enfermedad coronaria se reduce a la mitad.
A los 5 años el riesgo de cáncer de cuello y de accidente cerebrovascular es igual que el de las personas no fumadoras, y el riesgo de cáncer de garganta, esófago, boca y vejiga disminuye a la mitad.
A los 10 años, el riesgo de cáncer de pulmón disminuye a la mitad.
A los 15 años, el riesgo de enfermedad del corazón es parecido al de un no fumador.
Como ves, merece mucho la pena dejar de fumar. Además, ¿sabes que el aspecto de tu piel también mejorará? Tampoco te agotará subir escaleras, el olor de tu ropa será mucho más agradable, y mejorará tu sentido del gusto y del olfato.