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Respuesta:
La Ley de Aduana de 1835 estableció un sistema proteccionista para la economía de la Confederación Argentina. Fue promulgada por el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, el 18 de diciembre de 1835. Los aranceles impuestos a los productos extranjeros -del orden del 35% y de hasta el 50%-, así como la prohibición en algunos casos, brindaron a los productores bonaerenses y a los del interior la posibilidad de desarrollar la producción de todo tipo de mercancías que antes eran compradas en el exterior debido a la superioridad de las técnicas productivas de la revolución industrial británica y francesa.
Índice
1 La importancia nacional de una ley provincial
2 Los intereses en disputa y el estado económico de la Argentina antes de la ley
3 Sanción de la ley
4 Consecuencias de la ley
5 Legado de la Ley de Aduana de 1835
6 Enlaces externos
7 Bibliografía
8 Referencias
La importancia nacional de una ley provincial
Las provincias se encontraban económicamente desoladas como consecuencia de la desprotección decretada por el virrey Cisneros en 1809 y continuada por los gobiernos bonaerenses posteriores.
Juan Manuel de Rosas, creador de la Ley de Aduana en 1840.
Buenos Aires había prohibido unilateralmente la navegación de los ríos interiores Paraná y Uruguay para que todas las mercaderías, tanto las de exportación como las de importación, tuvieran que pasar por la aduana del Río de la Plata y pagar tributo en consecuencia. Con Rosas -que se encontraba en constante estado de guerra y bajo la obligación de pagar la fuerte deuda externa de los años de Rivadavia-, la navegación de los ríos interiores continuó con su prohibición (y los ingresos de la aduana tampoco fueron federalizados).
Esta situación convertía a Buenos Aires en el árbitro de toda política proteccionista: Cualquier arancel establecido en el Río de la Plata implicaría un efecto protector en toda la Confederación. Además, Buenos Aires contenía el mercado más grande de la región, por lo que su elección de compradores era de vital importancia.
Los intereses en disputa y el estado económico de la Argentina antes de la ley
Por su parte, las demás provincias necesitaban de la protección para poder sobrevivir y crecer frente a la superioridad productiva europea y norteamericana: Santa Fe podía abastecer de leña a todo el país, pero la desprotección hacía que el negocio se perdiera a manos del carbón inglés. La industria vitivinícola de San Juan, Mendoza, La Rioja y Catamarca era de alta calidad pero el precio al cual llegaba el vino extranjero al litoral no permitía a estas provincias interiores pagar el transporte terrestre necesario. La poderosa industria textil del Virreinato se había desmantelado luego de la liberalización de 1809: Cochabamba era el centro textil de todo el Alto Perú. Tucumán, por su parte, proveía el algodón. Corrientes, Catamarca, Tucumán, Córdoba, Salta y Santiago del Estero encontraron también, por entonces, su principal riqueza en la producción textil, mediante telares domésticos.
Pero la desprotección de 1809 -que iba a ser dada de baja por la Junta Grande antes de la intervención del Primer Triunvirato-, logró el desmantelamiento de toda la industria. La productividad británica de la revolución industrial, es decir, del trabajo socializado y mecanizado, era inalcanzable por el trabajo individual y artesanal de las provincias del norte. Las industrias de carretas de Mendoza y de Tucumán proveían, antes de la desprotección, los medios de transporte más usuales para el tráfico interno. Sin embargo, con la producción del interior atrofiada, encontraba su clientela sumamente reducida. Lo mismo ocurría con la cría de mulas en Santa Fe y Entre Ríos, empleadas anteriormente para el trasporte del vino y aguardientes cuyanos.
Buenos Aires abastecía de cuero en abundancia a las manufacturas británicas y compraba, con las ganancias, ese mismo cuero pero industrializado, bajo la forma de zapatos, atuendos, correas y arreos. Todo el trabajo de industrialización, tanto de Buenos Aires como de Corrientes, se perdía por unos pequeños márgenes de productividad o por la preferencia de los estancieros por las producciones europeas.
Por su parte, con el transporte y los ingresos casi aniquilados, los famosos astilleros de Paraguay y Corrientes tuvieron que sufrir proporcionalmente. Las provincias del interior, en consecuencia, vivían en 1835 una realidad socio-económica muy diferente a la de las provincias litorales.
Explicación:
dame coronita porfa:)
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La Ley de Aduana de 1835 estableció un sistema proteccionista para la economía de la Confederación Argentina. Fue promulgada por el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, el 18 de diciembre de 1835. Los aranceles impuestos a los productos extranjeros -del orden del 35% y de hasta el 50%-, así como la prohibición en algunos casos, brindaron a los productores bonaerenses y a los del interior la posibilidad de desarrollar la producción de todo tipo de mercancías que antes eran compradas en el exterior debido a la superioridad de las técnicas productivas de la revolución industrial británica y francesa.
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ESO FUE LO QUE ENCONTRE DEJA TU VIRONITA PLIS