Respuestas
Respuesta:
1. Respetar la densidad y el reparto
Una densidad y un reparto justos permiten explotar al máximo el potencial de la parcela y de la semilla, puesto que:
Las plantas no deben competir tanto unas con otras.
El agua y los minerales están más accesibles.
La maleza se ahoga y tiene menos espacio para desarrollarse.
2. Limpiar la línea de siembra de todos los restos de plantas
La línea de siembra debe estar despejada de residuos vegetales para:
Limitar el riesgo de patógenos en el entorno directo de la semilla.
Facilitar el brote.
Mejorar el desarrollo de las raíces.
3. Controle la profundidad de la siembra
Sembrar a una profundidad justa y regular:
Garantiza un desarrollo dinámico y vigoroso de las plántulas.
Facilita la gestión del cultivo gracias a un desarrollo homogéneo de todas las plántulas.
4. Optimizar el entorno de la semilla
La calidad del lecho de siembra resulta primordial para una germinación rápida y dinámica. Hay que procurar sembrar en un suelo bien desmenuzado y compactar la tierra sobre la semilla para:
Favorecer el intercambio entre la semilla y el aire.
Mejorar la alimentación hídrica por capilaridad.
5. Favorecer el desarrollo de las raíces
El crecimiento de las raíces resulta más fácil gracias a una estructura del suelo fragmentada.
Un desarrollo radicular en profundidad mejora la accesibilidad al agua y los minerales, de modo que se aumenta la fertilidad de las espigas y el rendimiento.
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