En sus orígenes, la reflexión filosófica fue una reflexión sobre la naturaleza o phýsis, entendiendo por phýsis una totalidad ordenada que responde a leyes fijas e inmutables. Para los presocráticos, estas leyes son invariables, por lo que el ser humano puede llegar a conocerlas analizando la realidad mediante la razón. En la segunda mitad del siglo V a.C., el centro de la especulación filosófica se traslada a la Atenas de Pericles, un régimen democrático que favorece unas condiciones de libertad e igualdad muy diferentes a las de las colonias. En este ambiente, los asuntos públicos se vuelven centrales, para lo cual resulta crucial el dominio de la oratoria y el lenguaje, principalmente la retórica, y así asegurar el éxito en un litigio judicial o en una discusión política en el ágora. De ahí que se produzca un cambio en el objeto de la investigación filosófica hacia temas relacionados con la política, la ética y el lenguaje. Y de ahí que se hable de un “giro antropológico” en la filosofía griega. A partir de entonces, los filósofos estarán más preocupados por los problemas del comportamiento humano, la convivencia en sociedad y las normas elaboradas para regular dicha convivencia. Uno de los ejes de la discusión filosófica girará en torno a la génesis o fundamentación de dichas normas, morales o legales, y dará lugar a la famosa oposición entre phýsis y nómos, entendiendo por nómos todas aquellas convenciones que dependen de la voluntad de los hombres y del acuerdo entre los mismos. Es decir, la discusión girará en torno a la cuestión de qué aspectos de la vida política y moral son por naturaleza (phýsei) y cuales por convención (nomo). Los sofistas serán los primeros en tomar una posición definida en el debate y lo harán a favor del relativismo. Es decir, sostienen que las instituciones, normas, leyes y costumbres de una sociedad no derivan de una supuesta ley de la naturaleza, ni del poder de los dioses, sino que son elaboradas por los hombres en un determinado momento y lugar. Por tanto, a diferencia de lo que sucede con la phýsis, el nómos no es absoluto, sino relativo, cambiante y temporal. De ahí que Antifonte afirme que mientras las leyes de la phýsis no pueden ser transgredidas, las leyes humanas sí. Las costumbres que están prohibidas en una ciudad pueden ser legales en otra. A este relativismo se opondrá radicalmente el universalismo de Sócrates y platón, según el cual los valores morales son objetivos y universales, iguales para todas las personas. Así, desde su inicio, el debate ético-político acerca de la génesis o fundamentación de las normas, morales o legales, encontró dos modos de responder a la cuestión: o bien apelando a un fundamento social, que hallará en el acuerdo o convención entre los hombres la causa de su obediencia; o bien apelando a un fundamento natural, que hallará en la naturaleza
cual es la hipotesis
Respuestas
Respuesta dada por:
5
Respuesta:
analizarlo y encontrar cada una de sus características
Preguntas similares
hace 4 años
hace 4 años
hace 7 años
hace 7 años
hace 8 años
hace 8 años