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Respuesta:
Los seres humanos tenemos muy buenos reflejos, pero hay algunas cosas que dejamos que nuestros instintos manejen, como el protegernos del peligro. Cada vez nos sentimos amenazados, con miedo, ansiosos o con pánico, nuestro cuerpo entra en lo que se conoce como el modo de lucha o huida. A pesar de que las dos opciones son muy diferentes, ambas requieren de cosas similares del cuerpo: una explosión de energía.
Los cambios fisiológicos que componen esta respuesta se inician con la liberación de adrenalina, provocada por la advertencia del cerebro de que algo peligroso o estresante está a punto de suceder.
Más específicamente, la amígdala procesa la entrada sensorial y genera una respuesta emocional. Si la respuesta es la percepción de peligro, la amígdala envía una señal al hipotálamo, un participante crucial de la respuesta fisiológica de nuestro cuerpo, ya que regula el sistema nervioso autónomo; el hipotálamo envía una señal a las glándulas suprarrenales para liberar la epinefrina (adrenalina) en el torrente sanguíneo.
A medida que la adrenalina circula, provoca cambios fisiológicos rápidos y drásticos, como respiración pesada, manos húmedas, presión arterial elevada, y un acelerado latido del corazón; además, los bronquios se abren en los pulmones para garantizar contar con el suficiente oxígeno disponible para afrontar la situación. Cuando el cerebro recibe esa ráfaga de oxígeno, asume un estado en el que está más alerta y consciente, la audición, la visión y otros sentidos se agudizan, al igual que otros reflejos.
El corazón late más rápido, no sólo para bombear la sangre, sino también para reorientar glucosa en todo el cuerpo, proporcionando energía utilizable a los músculos, órganos y sistemas del cuerpo.
Respuesta:
Debido a la adrenalina
Explicación:
La verdad eso lo sé pero no sé cómo explicarlo:
El cuerpo al estar en situaciones de riesgo reacciona de diversas maneras y una de ellas es liberando adrenalina para mejor el rendimiento de el cuerpo por un periodo de tiempo.