Respuestas
Respuesta:
Hubo un tiempo en el que las matemáticas florecieron gracias a unas apasionantes relaciones por carta. Fue en Francia, a comienzos del siglo XVII, cuando se extendió entre los intelectuales la costumbre de retarse a resolver problemas y enigmas numéricos. Y de aquellas cartas y desafíos fueron naciendo nuevas disciplinas de esa ciencia, como la teoría de probabilidades o el cálculo infinitesimal. En el centro de ese intenso intercambio postal estuvo Pierre de Fermat, un aficionado que llegó a convertirse en uno de los matemáticos más geniales de todos los tiempos. Tanto por sus descubrimientos como por un problema final que dejó sin resolver y que durante más de tres siglos desquició a todos los que intentaron resolverlo —hasta que un niño leyó la historia del Último Teorema de Fermat y soñó con encontrar la solución.
Hijo de un adinerado mercader de cuero, Pierre de Fermat (17 agosto 1601 – 12 enero 1665) estudió derecho civil en la Universidad de Orleans y fue progresando en la carrera judicial hasta alcanzar una posición acomodada en el Parlamento de Toulouse, que le permitió dedicarse a su gran afición. Por las tardes, Fermat dejaba a un lado las leyes y se dedicaba a profundizar en sus investigaciones matemáticas. Estudiaba los tratados de los sabios de la Grecia clásica y juntaba aquellas viejas ideas con los nuevos métodos de álgebra de François Viète (1540–1603). Fermat encontraba así problemas con los que retaba por carta a otros estudiosos como Descartes y Pascal.
Explicación:
xD