Respuestas
Explicación:
El término neoclasicismo surgió en el siglo XVIII para denominar al movimiento estético que venía a reflejar en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, que desde mediados del siglo XVIII se venían produciendo en la filosofía y que consecuentemente se habían transmitido a todos los ámbitos de la
Respuesta:
El neoclasicismo en el siglo XVIII
En oposición a la poesía brillante pero vuelta hacia un pasado que sus admiradores no quieren ver caducado, se desarrolla, a partir de mediados del siglo XVIII, la poesía de acuerdo con la “poética” clásica y querida por la minoría “ilustrada” a la que obsesiona el progreso de España. Las personalidades más señaladas de la nueva escuela seguirán produciendo más allá de la Guerra de la Independencia (1808-1814).
La corriente literaria y artística, dominante en Europa entre mediados del siglo XVIII y el nacimiento del romanticismo, a comienzos del siglo XIX, se conoce como neoclasicismo. El neoclasicismo aspira a restaurar el gusto y normas del clasicismo, para el que la teoría y la práctica literaria debían seguir los modelos establecidos por los principales escritores griegos y romanos.
Felipe V (1683-1746), primer rey de España de la Casa de Borbón, era nieto del monarca francés Luis XIV y segundo hijo del gran delfín (heredero del trono francés) Luis y de María Ana Cristina de Baviera. Fue llamado al trono de España en 1700 por testamento de Carlos II (1661-1700), rey de España (1665-1700), último de la dinastía Habsburgo.
La sustitución en el trono de España de la dinastía de los Habsburgo por la de los Borbones, fue un factor determinante para que entraran las corrientes artísticas extranjeras. Los artistas llamados para trabajar en los palacios reales, franceses e italianos principalmente, trajeron a España las manifestaciones artísticas del clasicismo francés y del barroco clasicista italiano, mientras los artistas españoles estaban inmersos en un barroco nacional que pervivirá aun hasta fines de siglo.
Con los primeros Borbones llegó un deseo de renovación frente al barroco churrigueresco que había sustentado la casa de Austria. Los reyes tomaron la iniciativa en el campo de las artes sirviéndose de una institución, la Academia, que ejerce el control sobre ellas.
Durante el reinado del ilustrado Carlos III (1759-1788), la influencia francesa en España condujo a la adopción de formas artísticas neoclásicas y a una nueva manera de ver e interpretar el mundo. Estas tendencias, que no llegaron a ser aceptadas por el pueblo, fueron introducidas en la literatura dramática española por Nicolás Fernández de Moratín y más tarde por su hijo Leandro Fernández de Moratín, cuya obra más famosa es El sí de las niñas (1806).
La poesía lírica neoclásica española refleja influencias tanto extranjeras como de ciertos poetas renacentistas españoles, en especial fray Luis de León, y emplean la métrica tradicional española.
Las contribuciones más duraderas a la literatura durante este periodo se encuentran en las obras de Nicolás Fernández de Moratín y de su hijo Leandro, de Gaspar Melchor de Jovellanos y de Juan Meléndez Valdés. José Cadalso destaca tanto por su poesía y su obra dramática como por sus ensayos, entre los que se incluyen las Cartas Marruecas (publicadas sueltas en el Correo de Madrid de 1788 a 1789 y en volumen en 1793), que ofrecen una visión crítica de la sociedad española.
La invasión napoleónica (1808) y el régimen absolutista (1814-1833) de Fernando VII coartaron la actividad literaria durante las tres primeras décadas del siglo XIX. Los mejores poetas de este periodo, como Manuel José Quintana, expresaron actitudes románticas en obras de forma clásica.
Aunque el desarrollo del Neoclasicismo en las tres artes no fue coincidente en el tiempo, puede decirse que tuvo sus primeras manifestaciones durante el reinado de Fernando VI (1746-1759), floreció bajo Carlos III (1759-1788) y Carlos IV (1788-1808) y prosiguió todavía, tras la Guerra de la Independencia, con Fernando VII (1808- 1833), si bien ya convivía con otras corrientes más novedosas.
Las clases altas siguen el modelo francés. Los borbones imponen la moda francesa en el baile, la ropa y los usos sociales (prohíben las corridas de toros tradicionales realizadas por los nobles). La hegemonía política francesa en Europa es un hecho. España adopta el modelo del clasicismo francés del siglo XVIII (preceptivas literarias de Aristóteles y Horacio). El Estado interviene fuertemente en la labor unificadora del gusto y de la cultura, fundando organismos oficiales culturales como la Real Academia de la Lengua (1713), la Biblioteca Nacional (1712), la Real Academia de la Historia (1738), etc. Este neoclasicismo francés, sin embargo, era totalmente opuesto a los gustos tradicionales del país, era un arte aristocrático sin resonancia popular. El neoclasicismo frenó los impulsos creativos nacionales. Las obras neoclásicas reflejan un propósito racional y un reflexionado cálculo. Este periodo se caracteriza por un rechazo del barroco, considerado como decadente. La solución era: volver al siglo XVI o adoptar el neoclasicismo francés.