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Si “la unión hace la fuerza”, como reza el dicho popular, está claro que la separación, la desunión y la confrontación hacen todo lo contrario: provocan debilidad. Esa es la consecuencia directa de los nacionalismos o, lo que es lo mismo, de los egoísmos territoriales. Egoísmos a los que se podrían añadir otras “cualidades” como la pureza de los apellidos (más de ocho), culturales de la zona, calidad del idioma local (no solo que se hable, sino que el tono, su musicalidad, siga los cánones), lecturas a las que se es proclive, incluso tipo de vestimenta, corte de pelo… No, no es exagerado, aunque lo parezca. Es así. Ese tipo de localismos existe en todos sitios. Piensen ustedes en la localidad más próxima, equivalente a la suya por tamaño, y cada uno opina que “ellos” son otra cosa.
Leía en un medio de ámbito nacional que el “Bréxodo” ha comenzado, en referencia a que la inmigración neta en el Reino Unido ha sufrido la mayor caída, desde que existen registros, en el año siguiente al que los británicos decidieran en referéndum abandonar la Unión Europea. Este paso referido a personas también existe en referencia a las empresas. La más sonada recientemente ha sido la EMA, la Agencia Europea del Medicamento, que tenía grandes posibilidades para haberse trasladado de Londres a Barcelona, debido al “Brexit”, y que al final ha optado por Ámsterdam, ante la creciente inseguridad creada en Cataluña por el “Procés”. Recuérdese el abandono de miles de empresas de esa región debido a los recientes acontecimientos, provocados por los gobernantes independentistas.
No pensemos que los asuntos nacionalistas o separatistas son exclusivos de España. Pasa en otras regiones europeas. La escapada del señor Puigdemont a Bélgica ha destacado en nuestros medios de comunicación que hay separatistas flamencos. En Francia tienen a los corsos, bretones y normandos con sus historias. En Gran Bretaña, ya tuvieron su pactado referéndum para la posible separación de Escocia, pero con nacionalismos en Gales o el conflicto de Irlanda del Norte del siglo pasado. En Italia, las ricas regiones del norte, cuyos partidos Liga Norte o Movimiento Cinco Estrellas promueven independizarse del resto del país…
La UE en su conjunto debe replantearse muchos temas de presente y, sobre todo, de futuro. Sus actuales dirigentes tienen claro que los nacionalismos no caben en ese planteamiento, pues la desmembrarían y la debilitarían. Y en este mundo globalizado y competitivo, quien se para a mirarse el ombligo es sobrepasado por los demás; así que mientras en Europa (y en España) nos estamos mirando el nuestro, los mercados mundiales siguen y siguen, como el conejito de las pilas.