A quién deja Jesús como autoridad en la iglesia? Escribe el versículo donde Jesús expresa este encargo de la autoridad.
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Respuesta:
Hola
Explicación:
Jesús dejo a cargo a simón y Pedro
Espero que te sirva ponme corona porfa
Respuesta:
Algunos aspectos que identifican a la Iglesia de Jesucristo
“Creemos en la misma organización que existió en la Iglesia Primitiva, esto es, apóstoles, profetas, pastores, maestros, evangelistas, etc.” (Artículos de Fe 1:6).
Cuando Jesús estuvo en la tierra, estableció Su Iglesia, la cual se llamaba: la Iglesia de Jesucristo (véase 3 Nefi 27:8), y a los miembros se les llamaba santos (véase Efesios 2:19–20). La revelación
Cuando Jesús estableció Su Iglesia, Él instruyó y dirigió personalmente a los líderes de ella mientras que Él, a su vez, recibía instrucciones de Su Padre Celestial. (Véase Hebreos 1:1–2). Por consiguiente, la Iglesia de Jesucristo era dirigida por Dios y no por el hombre. Jesús enseñó a Sus seguidores que la revelación era la “roca” sobre la que edificaría Su Iglesia (véase Mateo 16:16–18).
Luego de Su resurrección, y antes de ascender a los cielos, Jesús les dijo a Sus apóstoles: “…yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo…” (Mateo 28:20). Fiel a Su palabra, continuó guiándoles desde el cielo; envió al Espíritu Santo para que fuera para ellos un consolador y un revelador (véase Lucas 12:12; Juan 14:26). Él le habló a Saulo por medio de una visión (véase Hechos 9:3–6); le reveló a Pedro que el Evangelio se debía enseñar a todo el mundo y no solamente a los judíos (véase Hechos 10); y le reveló a Juan muchas verdades gloriosas, las cuales se encuentran escritas en el libro del Apocalipsis. En el Nuevo Testamento se registran muchas otras formas por las cuales Jesús reveló Su voluntad para guiar a Su Iglesia e iluminar a Sus discípulos.
La autoridad de Dios
Las ordenanzas y los principios del Evangelio no se pueden administrar ni enseñar sin el sacerdocio. El Padre dio esta autoridad a Jesucristo (véase Hebreos 5:4–6), quien a su vez ordenó a Sus apóstoles y les dio el poder y la autoridad del sacerdocio (véase Lucas 9:1–2; Marcos 3:14). Él les recordó: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto…” (Juan 15:16; véase la nota b al pie de la página).
Para que hubiera orden en Su Iglesia, Jesús dio la responsabilidad y la autoridad más grandes a los Doce Apóstoles. A Pedro nombró apóstol principal y le dio las llaves para sellar bendiciones tanto en la tierra como en el cielo (véase Mateo 16:19). Jesús también ordenó otros oficiales con deberes específicos. Después que Él ascendió a los cielos, el modelo implantado para llamar y ordenar continuó llevándose a cabo. Se ordenó a otros varones al sacerdocio por medio de aquellos que ya habían recibido esa autoridad, y Jesús les hizo saber por medio del Espíritu Santo que Él aprobaba esas ordenaciones (véase Hechos 1:24).
La organización de la Iglesia
La Iglesia de Jesucristo fue una unidad cuidadosamente organizada, la cual se comparó con un edificio que se edificó “…sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20).
Jesús llamó a otros líderes del sacerdocio para que ayudaran a los apóstoles en la obra del ministerio; envió oficiales llamados Setentas para ir de dos en dos a predicar el Evangelio (véase Lucas 10:1). Otros oficiales dentro de la Iglesia eran los evangelistas (patriarcas), pastores (líderes que presiden), sumos sacerdotes, élderes, obispos, presbíteros, maestros y diáconos (véase el capítulo 14 de este libro). Esos oficiales eran necesarios para hacer la obra misional, efectuar las ordenanzas, y enseñar e inspirar a los miembros de la Iglesia. Esos oficiales ayudaron a los miembros a llegar “…a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios…” (Efesios 4:13).
En La Biblia no se nos dice todo acerca del sacerdocio o de la organización y el gobierno de la Iglesia; sin embargo, suficientes pasajes de la Biblia se preservaron para demostrar la belleza y la perfección de la organización de la Iglesia. A los apóstoles se les mandó ir por todo el mundo a predicar (véase Mateo 28:19–20); no podían permanecer en un solo lugar o ciudad para supervisar a los nuevos conversos. Por esa razón, se llamó y ordenó a líderes locales del sacerdocio, a quienes presidían los apóstoles. Los apóstoles y otros líderes de la Iglesia visitaban y escribían epístolas o cartas a las diferentes ramas. Debido a ello, el Nuevo Testamento contiene cartas que escribieron Pablo, Pedro, Santiago, Juan y Judas en las que daban consejo e instrucciones a los líderes locales del sacerdocio.