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Respuesta:
Antes de sumergirnos en el debate, es necesario apuntar dos ideas. La primera sería que nadie goza de una libertad absoluta en el sentido de poder abstraerse por completo de normas y valores para actuar. La segunda idea tiene que ver con que la libertad no solo comprende a la elección de una u otra acción, sino que también se extiende a los pensamientos y a las emociones: gozamos de un cierto margen para elegir qué pensar o qué sentir.
Por otro lado, adherido al concepto de disposición y capacidad para elegir va la responsabilidad que emana de ese privilegio. Así, de alguna manera, toda elección va asociada a una previsión de consecuencias, a una estimación de daño y beneficios. Es aquí donde entra en juego la moral y la ética, propia de cada persona, de cada grupo, de cada sociedad o de la humanidad entera.
Si miramos a nuestra sociedad, nos daremos cuenta de que consideramos a la mayoría de las personas libres para elegir. De otra manera, ¿qué sentido tendría la democracia o las propias normas y leyes que castigan precisamente la falta de responsabilidad que va asociada a la libertad?
“La libertad es la capacidad de elegir dentro de lo posible. Es la posibilidad y el derecho que tiene cada uno de elegir una de las alternativas que se presentan en un determinado momento”.
Pájaros para representar la libertad
Declararse libres es declararse autónomos
Cuando somos libres somos responsables de nuestras decisiones, ya que somos nosotros quienes las tomamos y por ello asumimos la autonomía, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva. Asumir el coste de lo que decidimos implica la valentía de ser libre para tomar un camino.
Un coste que trataremos de anticipar, reducir y en última instancia asumir sabiendo que después lo tendremos que pagar. Asumimos que a nuestra decisión va asociado un riesgo que puede decantar las consecuencias para uno u otro lado. Este riesgo existe porque la mayoría de las veces no somos los únicos escultores de la realidad, sino que hay otros factores de influencia que entran en juego. Las demás personas, por ejemplo.
Ser libre y pensar por uno mismo requiere también de una concesión: el permiso de equivocarnos. Más allá: de fallar y de volver a intentarlo. Aquí vuelven a aparecer los conceptos de responsabilidad y coste. Por ejemplo, muchos padres y madres no realizan muchos de los planes que les gustarían en el momento en el que les gustaría porque saben que tienen una responsabilidad sobre sus hijos y que seguir a sus deseos tendría un coste para la familia.
Ser libres implica correr riesgos, la libertad exige llevar el peso de nuestras decisiones. La libertad no es solo hacer lo que queremos en este momento, es dibujar y construir nuestro camino decidiendo cómo, por dónde y con quién lo recorremos. Ser libres es ser autónomos para decidir por nosotros mismos.
Respuesta:
en muchos casos las personas sienten que ser libres es la mejor manera de vivir ya que nadie le arreglas y les dice que hacer o los obligan hacer algo que no quiere
Explicación:
o algo así no sé si te sirva espero te ayude :(