LA HISTORIA DEL MARTILLO
«Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. El vecino tiene uno. Así pues, nuestro hombre decide pedirle al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: “¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y si el hombre abriga algo contra mí, ¿qué puede ser? Yo no le he hecho nada; algo se le habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Por qué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo. Esto ya es el colmo”. Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir “Buenos días”, nuestro hombre le grita furioso: “¡Quédese usted con su martillo, so penco!”»
*PREGUNTA*
2. Qué consecuencia crees que tiene el final?
Respuestas
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Que el vecino en lugar de ser amable con el y prestarle y hacerle favores se va a negar la próxima vez que le pida algo ya que en vez de ser amable y arriesgarse a que le dijera que si o no hizo todo lo contrario ya que todavía no savia si se lo prestaría o no pero aun así lo insulto sin ningún motivo y puede que hasta tus propios vecinos se enteren de lo ocurrido y de igual manera se nieguen a hacerte favores o prestarte cosas dejándolo así solo en el vecindario
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