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Los cítricos, al igual que todas las plantas, necesitan temperaturas apropiadas para su cultivo y agua para sobrevivir y crecer. La temperatura mínima para su crecimiento es de aproximadamente 13 oC. Los árboles en producción requieren acumulación de horas de temperaturas frescas, por debajo de 19 oC, o estrés de sequía prolongado para la inducción de yemas florales. Las temperaturas cálidas y una adecuada humedad del suelo estimulan el crecimiento de las yemas hasta que ocurre la floración. Un buen cuajado depende de la humedad del suelo y de temperaturas moderadas. El posterior desarrollo del fruto depende mucho del régimen de temperatura en el que se encuentre el árbol. Las limas ácidas y el pomelo se desarrollan mejor en climas cálidos, mientras que las mandarinas y las naranjas sanguinas necesitan temperaturas frescas en el otoño para alcanzar la mejor calidad. Muchos de los requisitos específicos para los diferentes tipos de cítricos parecen estar relacionados con sus áreas de origen o selección. Se discuten detalles en relación con el área de origen y las exigencias climáticas