En este cuento se trabajan diversas oposiciones: la casa de Leonard / la casa de los otros; las calles durante el día/ las calles durante la noche, etc. Reconozcan al menos dos oposiciones más en el texto e indiquen qué función cumplen el cuento el "peaton"​


lola6593: Che a alguien le sirvio ? Me da miedo copiar al pedo

Respuestas

Respuesta dada por: 45678767587678768987
26

Respuesta:

EL PEATÓN

RAY BRADBURY

Entrar en aquel silencio que era la ciudad a las ocho de una brumosa noche de noviembre, pisar la acera de

cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con las manos en los bolsillos, a través de los silencios, nada

le gustaba más al señor Leonard Mead. Se detenía en una bocacalle, y miraba a lo largo de las avenidas

iluminadas por la luna, en las cuatro direcciones, decidiendo qué camino tomar. Pero realmente no

importaba, pues estaba solo en aquel mundo del año 2052, o era como si estuviese solo. Y una vez que se

decidía, caminaba otra vez, lanzando ante él formas de aire frío, como humo de cigarro.

A veces caminaba durante horas y kilómetros y volvía a su casa a medianoche. Y pasaba ante casas de

ventanas oscuras y parecía como si pasease por un cementerio; sólo unos débiles resplandores de luz de

luciérnaga brillaban a veces tras las ventanas. Unos repentinos fantasmas grises parecían manifestarse en las

paredes interiores de un cuarto, donde aún no habían cerrado las cortinas a la noche. O se oían unos

murmullos y susurros en un edificio sepulcral donde aún no habían cerrado una ventana.

El señor Leonard Mead se detenía, estiraba la cabeza, escuchaba, miraba, y seguía caminando, sin que

sus pisadas resonaran en la acera. Durante un tiempo había pensado ponerse unos botines para pasear de

noche, pues entonces los perros, en intermitentes jaurías, acompañarían su paseo con ladridos al oír el

ruido de los tacos, y se encenderían luces y aparecerían caras, y toda una calle se sobresaltaría ante el paso

de la solitaria figura, él mismo, en las primeras horas de una noche de noviembre.

En esta noche particular, el señor Mead inició su paseo caminando hacia el oeste, hacia el mar oculto.

Había una agradable escarcha cristalina en el aire, que le lastimaba la nariz, y sus pulmones eran como un

árbol de Navidad. Podía sentir la luz fría que entraba y salía, y todas las ramas cubiertas de nieve invisible.

Explicación:

Respuesta dada por: custodiogonza768
9

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Entrar en aquel silencio que era la ciudad a las ocho de una brumosa noche de noviembre, pisar la acera de

cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con las manos en los bolsillos, a través de los silencios, nada

le gustaba más al señor Leonard Mead. Se detenía en una bocacalle, y miraba a lo largo de las avenidas

iluminadas por la luna, en las cuatro direcciones, decidiendo qué camino tomar. Pero realmente no

importaba, pues estaba solo en aquel mundo del año 2052, o era como si estuviese solo. Y una vez que se

decidía, caminaba otra vez, lanzando ante él formas de aire frío, como humo de cigarro.

A veces caminaba durante horas y kilómetros y volvía a su casa a medianoche. Y pasaba ante casas de

ventanas oscuras y parecía como si pasease por un cementerio; sólo unos débiles resplandores de luz de

luciérnaga brillaban a veces tras las ventanas. Unos repentinos fantasmas grises parecían manifestarse en las

paredes interiores de un cuarto, donde aún no habían cerrado las cortinas a la noche. O se oían unos

murmullos y susurros en un edificio sepulcral donde aún no habían cerrado una ventana.

El señor Leonard Mead se detenía, estiraba la cabeza, escuchaba, miraba, y seguía caminando, sin que

sus pisadas resonaran en la acera. Durante un tiempo había pensado ponerse unos botines para pasear de

noche, pues entonces los perros, en intermitentes jaurías, acompañarían su paseo con ladridos al oír el

ruido de los tacos, y se encenderían luces y aparecerían caras, y toda una calle se sobresaltaría ante el paso

de la solitaria figura, él mismo, en las primeras horas de una noche de noviembre.

En esta noche particular, el señor Mead inició su paseo caminando hacia el oeste, hacia el mar oculto.

Había una agradable escarcha cristalina en el aire, que le lastimaba la nariz, y sus pulmones eran como un

árbol de Navidad. Podía sentir la luz fría que entraba y salía, y todas las ramas cubiertas de nieve invisible.

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