En el yacimiento de una empresa, los vehículos solo se podían surtir de gasolina entre la 1:00
y la 1:30 p. m. Un empleado tenía la orden de proveer el producto en esa hora y todos, sin
excepción, debían llenar el tanque a esa hora. El jefe del almacén se había quejado, pero
también había sido acusado de ser muy condescendiente con sus amigos. El superintendente,
quién se enteró, envió un memo para que se rigieran por la norma existente. Días después, al
Superintendente visitó al jefe del almacén porque le urgía combustible y este no se negó a
proveerlo, entonces, ambos tuvieron la siguiente conversación: — ¿Y cómo va el almacén?
—Todo muy bien, doctor. ¿Todavía hay gente que está incumpliendo? — pregunta ofuscado
el Superintendente. —No, doctor, de pronto uno que otro se atrasa- — ¡Mándeme la lista de los incumplidos! —No, doctor, la lista es de uno solo. — ¿Qué, qué? —Mejor, ¡dígame ya quién
es el que está incumpliendo el memorando! El otro, ruborizado, responde: — ¡Usted, doctor
Escobar!
(Adaptación de fragmento de La culpa es de la vaca, por Jaime Lopera Gutiérrez y Martha Bernal Trujillo) ¿Qué mensaje te deja el texto?
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Nosé lo siento nosé nimodos
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:( a la proxima te ayudo
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